Rivera y Sánchez, o cómo abstenerse a la vez
Ha llegado la hora de la verdad. Mariano Rajoy asegura que desea negociar, pero que lo primero es asegurar su investidura, porque, en caso contrario, se caminaría hacia otras elecciones. Colocados en esa tesitura, tanto Ciudadanos como el PSOE deben decidir, y calcular si, realmente, les interesa pasar como los culpables de unas terceras generales. Será justo o injusto, será responsabilidad o no de Mariano Rajoy, que no ha elaborado ningún plan con medidas concretas para negociar esa investidura, pero la realidad es esa.
Este martes, Rajoy se entrevista con Albert Rivera. El partido de Ciudadanos tiene ganas de facilitar la gobernabilidad de España, pero también, como admiten sus dirigentes, quiere «tener futuro político por delante». Y un sí a Rajoy, sin garantías claras sobre cómo condicionar el proyecto político del próximo Gobierno, podría subsumir a Ciudadanos en poco tiempo bajo el manto del PP. Habría que pensar en el conjunto de la sociedad, se expone a los dirigentes de Ciudadanos, pero éstos añaden que también quieren preservar su unidad interna como partido.
Eso les lleva, en estos momentos, a una abstención a la investidura de Rajoy. Lo que le ocurre a Ciudadanos es que eso no serviría de nada si el PSOE no hace lo propio. Y las dudas son enormes, porque perciben que, sin una autoridad clara por parte de Pedro Sánchez en el seno del PSOE, el ‘no’ podría ser definitivo, como siguen anunciando sus dirigentes, el último Antonio Hernando este mismo lunes.
Rivera se mostrará dispuesto este martes a esa abstención, con la mirada puesta en el PSOE. Y los socialistas, precisamente, estarán muy pendientes de la reunión para analizar si será o no necesaria una nueva reunión del comité federal.
¿Pero se hablan entre ellas las cúpulas de los partidos? No demasiado. Y ese es uno de los grandes poblemas. En la política española el enfrentamiento es la tónica. Sólo se producen algunos comentarios, algunos contactos, pero con una gran frialdad. Los socialistas están dispuestos a abstenerse y permitir a Rajoy que gobierne en minoría, pero necesitan que Ciudadanos haga lo propio.
Es un absurdo. Porque no se refleja la responsabilidad de cada fuerza política respecto al conjunto de la sociedad española. En la mayoría de ocasiones, las máximas direcciones de los partidos toman decisiones en función de sus cuadros y militantes. Pero quienes cuentan realmente son los electores, los que votan sin tener una relación estrecha con sus partidos. En un momento de gran volatilidad política, quien tiene la sartén por el mango es el votante, el elector, no el militante fiel. Y los electores de los dos partidos entenderían perfectamente que se facilitara la investidura de Rajoy.
Ciudadanos y PSOE pueden llegar a la conclusión de que a los dos les interese esa abstención. Nadie entendería que Rajoy no fuera investido presidente del Gobierno. Otra cosa es asegurar cómo podrá gobernar. Pero es que, entonces, se abrirá una nueva etapa, en la que el Congreso será el centro de la vida política, y donde Rajoy deberá aprender a negociar y a pactar, con Ciudadanos o con el PSOE, o con los dos a la vez.
Lo que no vale tampoco, sin embargo, es la posición de Rajoy, que ya le comunica a los socialistas que o se abstienen o habrá terceras elecciones, y el PP obtendrá 20 diputados más, según los cálculos de su sociólogo de cabecera, Pedro Arriola. Rajoy debe demostrar que sabe ceder, que puede impulsar un paquete de reformas, y tiene dos ocasiones: este martes, en su entrevista con Rivera, y el miércoles, con Pedro Sánchez. Llegan las horas decisivas.