Replantear escenarios en Cataluña

La presidenta del parlamento de Cataluña reivindica la necesidad de replantear escenarios en el caso de que sea inhabilitada de su cargo por haber permitido la votación de las conclusiones de la comisión de estudio del proceso constituyente, tras haber sido advertida previamente de que podía incurrir en un delito sí permitía la votación. Los escenarios que desea replantear la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, están en suspense al no haber sido todavía concretados.

Por un lado, están los que apuntan avanzar en el referéndum y, por otro, los que creen que es el disparo de salida para grandes movilizaciones que culminarán en una victoria civil sobre la judicial. El día 16 de diciembre tendrá que declarar sobre estos hechos en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, con una prevista movilización de ciudadanos en muestra de apoyo. Todo ello en un contexto en Cataluña que coincide con la aprobación o no de los presupuestos del gobierno de la Generalitat y con establecer la vía formal de diálogo con Cataluña desde el gobierno español, que está suponiendo constantes visitas de la vicepresidenta para reunirse con representantes de partidos políticos y de la sociedad civil.

Y coincide también en el mismo momento en que el presidente de la Generalitat ha convocado una cumbre de los partidos implicados en el proceso de independencia de Cataluña para establecer nuevas prioridades y consensuarlas. Con estos frentes abiertos, uno de los escenarios que se podría replantear es el avance del calendario electoral que, para muchos, sería el que arrojaría más claridad y despejaría gran parte de las dudas que se ciernen sobre la política catalana.

En cualquiera de los escenarios que se pretendan replantear, hay un aspecto que no deberíamos dejar de observar: autentificar cada uno de ellos como reales y no como meras formulaciones abstractas que tiendan a ocultar las auténticas intenciones. La crisis de representación de los partidos pro independentistas está en el fondo de todas estas cuestiones, incluida la forma en que se quiere conducir la posible inhabilitación de la presidenta de Parlamento. Resulta paradójico que una fuerza política tan sólida en las urnas, con un 48% por ciento de los votos, y con mayoría en el Parlamento, se vea tan debilitada como proyecto político.

Las declaraciones de la CUP contra la forma de conducir el proceso independentista, las continuas críticas de la antigua Convergencia, ahora PDECat, a la CUP y a la defensa de un modelo de sociedad de Junts pel Si, unido a la estrategia de Madrid consistente en desactivar los antagonismos en favor de dar respuesta parcial a las demandas presentadas por el presidente de la Generalitat al presidente del gobierno español, dan como resultado un escenario poco propicio a estar dotado sólidamente de sentido político.

Ante este escenario, las palabras de la presidenta del Parlamento parecen más dirigidas a clarificar los pasos que se van a dar que a vislumbrar un escenario claro y bien definido. En los próximos días, lo único que parece claro es que el independentismo buscará despejar alguna de estas incógnitas en la declaración en el TSJC, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.