¿Habrá repetición electoral para evitar a Vox?
El bipartidismo resurge no porque España se haya vuelto más homogénea, sino porque hoy los españoles votaremos más en contra que a favor
Ningún día es una jornada cualquiera y todos los días son un regalo, pero este domingo es un domingo especial. Hoy o bien Pedro Sánchez pasa a la categoría de mito viviente capaz de sobrevivir a cualquier cataclismo, o bien, España emula a Grecia y al igual que los helenos dieron en su día carpetazo a su experimento radical con la Siriza de Alexis Tsipras.
Hoy nosotros podemos finiquitar un quinquenio de gobierno en el que anitcapitalistas como Pablo Iglesias, simpatizantes indisimulados del castrismo como Errejón, nostálgicos de la RDA como Alberto Garzón y homenajeadoras de Chávez como Yolanda Díaz han morado por Nuevos Ministerios cual espectros del pasado con ánimo de revancha, siempre con permiso de Pedro Sánchez.
El sanchismo en cinco años ha conseguido que la frase de “España antes roja que rota” haya pasado a mejor vida, tras el sanchismo podemita, es obvio que la España roja es la no España. Las novedades que nos deparará el día de hoy van más allá del previsible cambio del gobierno, la otra gran novedad es el retorno al bipartidismo imperfecto.
El bipartidismo resurge porque hoy los españoles votaremos más en contra que a favor
Con 209 escaños, las últimas elecciones generales en noviembre de 2019 depararon el número de escaños más bajo de la historia para los dos grandes partidos sistémicos, PSOE y PP. Fueron 104 escaños menos que los 313 obtenidos por PSOE y PP en 2008, cuando los dos grandes partidos alcanzaron su cuota más alta de representación.
Bipartidismo
El bipartidismo resurge no porque España se haya vuelto más homogénea, sino porque hoy los españoles votaremos más en contra que a favor. Pocos de los votantes de Feijóo son entusiastas del PP, en Génova lo tienen tan claro que han colgado lonas por Madrid donde pone “quizás no somos tu partido, pero somos la solución”. Así las cosas, la mayoría de votantes de Feijóo hoy lo son contra Sánchez, no a favor del gallego y, en su contrario, los votantes de Sánchez no son fieles seguidores del narciso monclovita, sino gente que detesta a la derecha y teme la posible coalición PP-Vox.
Feijóo parece ser consciente de ello y llama a la prudencia y afirma preferir al PSOE que a Vox en un intento de calmar las aguas y que España vuelva a una senda unidad que en nuestro país solo parecen conseguir los éxitos deportivos de Alcaraz, Nadal, la selección de fútbol o Fernando Alonso.
Díaz y Abascal
Tampoco son lo mismo, Yolanda Díaz y Abascal. La primera es una aliada incondicional de Sánchez, el segundo es incómodo para el PP. En Vox parecen empeñados que sus votos sean a cambio de algo y ese algo no siempre son matices ni cosas menores: derogar la agenda 2030, abolir las leyes de género, cosas que el PP quizás comparte, pero que sabe que si lleva a la práctica no podrá desinflamar una sociedad que entre Iglesias, Junqueras, Puigdemont y Otegui muestra síntomas de cansancio de tanta confrontación.
El nuevo Frankenstein si la aritmética parlamentaria lo permite es un hecho indudable, Díaz y Sánchez sellaron su amor el pasado miércoles en una ceremonia oficiada por Fortes en TVE con Abascal como testigo accidental, pero el pacto entre PP y Vox no es una certeza por mucho que los números den. Vox sabe que si cede en exceso pierde su razón de ser y el PP sabe que si claudica frente a Vox su legislatura nace muerta.
¿Hará Feijóo como Rajoy en 2016 y como Sánchez en 2019 y preferirá la repetición en otoño con tal de no meter a Vox en el Consejo de Ministros? Sánchez ha dicho pocas verdades en cinco años, pero una de ellas fue en el debate del miércoles entre Díaz y Abascal al que él asistió de comparsa de Díaz cuando dijo aquello de: “Sr. Abascal: el Sr. Feijóo no quiere que se le vea con Vd.”