Sobre la mesa de La plaza la controversia sobre la reforma de la reforma laboral, la reformita del sistema de pensiones y, en consecuencia, las derivadas de las componendas en torno a los presupuestos del Estado necesarios para mantener en el poder la actual coalición de gobierno.
La derrama de Escrivá es la frase escogida por uno de los contertulios, Carlos Lareau, para mostrar el pobre calado de las reformas que acaba pretendiendo el ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones en torno a un sistema de pensiones que hace aguas.
El cortoplacismo, la frivolidad, el miedo a abordar políticas que pudieran significar algo de impopularidad aunque necesarias, hacen que dos de las reformas más urgentes que necesita la economía española; la del mercado de trabajo y la de las pensiones, se estén negociando deprisa y corriendo, a última hora, y con la mirada puesta en hacer algo para que Bruselas pueda dar el plácet más que en transformar un sistema que todo el mundo califica ya de caduco.
