Recta final de la campaña: todo seguirá igual el domingo

Mientras la mayoría de los ciudadanos afrontamos esta última semana de campaña electoral casi reconfortados porque se aproxime a su final, la clase dirigente de la política muestra unos nervios y una sorprendente exaltación del ánimo. Se entiende, todo está menos definido que en otras ocasiones. 

En varias autonomías españolas y en sus principales capitales, el próximo domingo por la noche veremos cosas sorprendentes si nos dejamos guiar por las tendencias que apuntan las encuestas que se han publicado. Se hace necesaria la cultura del pacto, como se ha señalado con repetición, y sobre todo una nueva perspectiva de análisis. Ni sirve la sondeocracia ni serán válidos en la noche electoral determinados mensajes que empiezan a estar caducos entre la sociedad española.

Cameron ganó con autoridad hace unos días en el Reino Unido. Lo hizo pese (o gracias) a las encuestas que le hacían perdedor virtual. Quienes se llenaron la boca con esos mensajes previos desde su oposición política tardaron apenas minutos en salir a la palestra y dimitir. Sí, fueron raudos en asumir responsabilidades políticas. Eso es algo que aquí no sucede salvo que el juez decida ponerle a alguien las esposas e invitarlo a pasar una estancia en uno de los centros públicos de prisión porque haya sido pillado in fraganti con las manos en la caja pública.

Los políticos están nerviosos por lo que se juegan, pero los ciudadanos estamos hartos de su escasa reactividad a los mensajes que les damos. Si Artur Mas convocó unas elecciones autonómicas cuando tenía 62 diputados para lograr mayor apoyo a su proceso soberanista y sus propios votantes se lo retiraron para dejarlo con 50, ¿cómo pudo proseguir él al frente de la responsabilidad de gobernar? Y si Madrid o Valencia, incluso Barcelona, caen en manos de partidos emergentes como las candidaturas de Podemos o C’s, ¿serán los líderes del PP y CiU capaces de poner su cargo a disposición o preferirán seguir cobrando salarios, dietas y obteniendo prebendas por su condición de concejales electos?

Los resultados, a pesar de las encuestas, son imprevisibles hasta el domingo. Pero lo que es fácilmente previsible es la actuación de nuestra clase política. Quienes estamos acostumbrados seríamos capaces de hacer los discursos de la noche electoral con escaso riesgo a equivocarnos. Todos habrán ganado, aunque se estrellen. Parece que con desfachatez nos digan: «los únicos perdedores son ustedes, electores. Nosotros tenemos para cuatro años más…»