Rato, Rajoy, y los bajos salarios en España
Llegan las elecciones generales, y el PP sigue empeñado en presentarse ante los españoles como el campeón de la gestión económica. Se pretende relacionar el PP con el crecimiento económico. Pero eso no es estrictamente así.
Uno de los problemas serios del PP y de Mariano Rajoy es que, precisamente, uno de los rostros de aquel posible éxito, Rodrigo Rato, se ha convertido en un juguete roto. Rato tuvo aciertos, como ministro de Economía, a partir de la victoria electoral del PP en 1996, pero la verdad es que en esa época España cambió su modelo económico, y se basó en el crédito y en el sector inmobiliario, y en los bajos salarios.
Cáritas muestra ahora que el 14% de los trabajadores españoles están en el umbral de la pobreza. En el conjunto de nóminas, diez de los 17 millones, no pasan de los 1.000 euros netos. Y la retribución más común no alcanza los 16.000 euros brutos al año.
Esa es la situación. El economista Miquel Puig, considera que un buen país no es aquel que paga salarios tan bajos. En su libro Un bon país no és un país low cost, una proposta contra la indecència (Edicions 62), plantea que España derivó hacia un modelo fácil, con crecimiento rápido, que no se aguanta ahora. Su tesis es clara: «Si España es un país muy desigual se debe, principalmente, a que los que trabajan son demasiado pocos, y que demasiados de ellos están poco formados y mal pagados».
El colaborador de Economía Digital, el profesor Jordi Maluquer de Motes, lo ha explicado a la perfección en su libro La economía española en perspectiva histórica (Pasado&Presente).
En el capítulo sobre la España de 1996 a 2007, constata que «en términos comparativos, la productividad del sistema económico se comportó decididamente peor que la media de la UE. En el conjunto del período, entre 1996 y 2007, la tasa de crecimiento acumulativo del PIB real por activo creció alrededor de un minúsculo 0,4% anual».
El empleo creció de forma enorme, con una inmigración masiva, en sectores con poca necesidad de mano de obra calificada. España creció, sí, pero el modelo cambió. Y no parece que se haya mejorado, con salarios por los suelos. No lo hizo el PP, tampoco los gobiernos socialistas de Rodríguez Zapatero.
¿Podemos calificar aquella experiencia de milagro, la que encabezó Rato, con Aznar, y con Rajoy en distintos ministerios?