Rato, el ángel caído

Casi fue el elegido de Aznar para sucederle. Pero algo se torció. Gozó de prestigio. Fue coronado y doctorado por universidades. Fue aclamado en su tránsito por la política y la banca. Y en la sociedad. Cambió de mujeres. Y en las barras donde se dejó miles de euros en placer y alcohol.

Fue al FMI y rápido volvió. Fracasó. Pisó Madrid y ocupó sillones en grandes empresas. Telefónica, Criteria, Lazard, Santander… Cobrar favores, se llama eso. «El mejor ministro de Economía que ha tenido España», dixit Botín. Mejor que no lo vea. Insaciable. Enriquecerse por la vía rápida. Presidir Bankia y sacarla a Bolsa. Qué insensatez. Hundimiento y agujero de 20.000 millones de euros que pagaremos todos. Ahí iba Rato, derechito al hoyo.

Rato se acogió a la amnistía fiscal y ha sido su ruina. La veta para investigar. Y tanto chapotear en el lodo manchó el cristal de Moncloa. Pero no tiene cargos. No tiene de qué dimitir. Sólo de sus amigos.

¿Quién filtró la noticia? Los enemigos no. No lo sabían. Algún amigo que le quiere. Ver lejos. ¿Rajoy? Se preguntan por el foro. Se ha cargado la campaña. Lo pretendía. Aviso a Espe. Cuidado Espe. Sigue muda. ¿Avisó a los que quieren serrarle una pata a su silla? Rajoy mudo. No se intuye el camino que va a seguir. Aznar, mudo. Tantos años con Rato y…, silencio. Dicen que está ordenando sus empresas. ¿El próximo? Rajoy no habla, pero actúa. Aviso a navegantes. Las torres se desploman. Los ángeles se caen.