Rajoy y Sánchez: les gusta el fango
No es nuevo. Se repiten. Y ya es preocupante que les guste tanto el fango. O no saben nadar y creen que el fango les sostiene o son de esa especie innombrable (creo que se llaman Periophthalmus) que vive en el fango.
Hay días más inspirados. Mejores y peores. Hay días donde los argumentos están ausentes. Que no se les ocurre nada. O están desgastados. Pero tanto el presidente, Mariano Rajoy, como el jefe opositor, Pedro Sánchez, se han lanzado a la arena con la espada desenvainada llamándose de todo.
Y no. No se enteran, y nadie les advierte, que el insulto ya no funciona. Las descalificaciones tampoco convencen. Eso a la masa ciudadana le resbala. Ya pasaron aquellos tiempos donde un ingenioso y socarrón insulto del señor Guerra era celebrado y comentado durante varios días. Ahora repelen. Remover el fango es echárselo encima. Y perder votos.
Mire usted, señor Rajoy, no consigue más votos llamando ‘portamaletas’ al señor Sánchez. Ni usted, señor Sánchez, empujando al PP hacia ‘la extrema derecha’. Efecto contrario, seguro. Parecen dos niños con pataletas continuas.
Usted, presidente Rajoy, no asimila que los pactos entre partidos son legítimos, forman parte del sistema. Del sistema que ustedes, los del PP, han mantenido porque les ha interesado. Y como han tenido mayorías absolutas pues a seguir.
Pero la sociedad ha cambiado. Y ustedes no lo han percibido. Han estado lentos. Y ahora pagan las consecuencias con la pérdida de poder. ¿De qué les ha servido tener mayoría absoluta? De nada. Bueno, sí, les ha servido para colocar a la mayoría de población en contra. ¿Legislaron? No. Y mal, cundo lo han hecho. ¿Han pensado en cambiar la Ley Electoral? Ya está anticuada, vieja, gastada y no es justa ni moderna. Haberlo hecho. Pues ahora esa ley les va a cambiar a ustedes.
Los votos no se consiguen con peleas. Ni los goles se meten con broncas delante del televisor. Eso pasó a la historia. Los fanatismos políticos también. Con excepciones. Las historia de España ha tenido muchos y no dieron resultado. Los ciudadanos tienen problemas. Y quieren soluciones de sus gobernantes. O de los aspirantes a gobernar.
Los duelos en el fango quedan para algunas fiestas primitivas y tradicionales. Esta semana se han dedicado a pelearse en el fango. No se respira. La piel se mancha y se marca de cicatrices. No crea expectación. No atrae al público. Sigan en el fango. Se quedarán solos. Se lo merecen.