Rajoy, Sánchez, y Gay de Montellà
Los empresarios no lo tienen fácil en Cataluña. Necesitan «seguridad jurídica», como pide en todas sus intervenciones públicas el presidente de Foment, Joaquim Gay de Montellà. El proceso soberanista les ha colocado en un camino espinoso. Pero, desde el compromiso con el respeto a la legalidad, los empresarios, también los que con más determinación han rechazado el proyecto de Artur Mas, están en contra del inmovilismo. Desean una solución que sea satisfactoria para todas las partes, y en Foment no se han quedado con los brazos cruzados.
Gay de Montellà ha sufrido en su propia persona un cierto desdén, porque se ha atrevido a lanzar algunas propuestas, sin mucho éxito, por ahora, que han generado el rechazo tanto de los sectores soberanistas como de los que defienden el status quo.
Pero lo que ha surgido de Foment en los últimos tres años tiene todo el sentido del mundo, y, aunque ahora parezca lejano, se antoja como la opción más realista.
El presidente de la gran patronal catalana lo explicitó este miércoles, en la presentación del libro De Escocia a Cataluña. Referéndum y reforma constitucional (Iustel), de Joaquín Tornos, catedrático de Derecho Administrativo y presidente de la comisión jurídica de Foment. Gay de Montellà, junto al propio autor del libro, el periodista Josep Cuní, y el ex vicepresidente del Tribunal Constitucional Eugeni Gay, recordó la apuesta de Foment por «el pacto fiscal», realizada en 2011.
Posteriormente, el dirigente patronal defendió que Cataluña pudiera tener un blindaje de sus competencias, y un reconocimiento como «nación» a través de una disposición adicional en la Constitución, siguiendo la vía de Navarra. Fue en una conferencia en junio de 2014 en Oviedo, Gay de Montellà agitó el debate político, dejando claro que los empresarios catalanes, los contrarios al proceso, buscaban soluciones y un encaje de Cataluña razonable.
Joaquín Tornos abogó por una línea similar, al defender su libro, dibujando diferentes escenarios. Uno de ellos es la reforma de la Constitución, que sea votada por todos los ciudadanos para que los catalanes puedan votar, luego, «un nuevo Estatut que vaya más allá del que se votó en 2006». Es una vía complicada y llena de aristas, pero, ¿qué alternativa tiene el conjunto de España?
El debate que ofrece Foment, –la presentación del libro de Tornos en la sala de actos de la sede de la patronal, con una presencia de dirigentes económicos y del mundo jurídico– llega justo cuando la afrenta del independentismo es mayor. Justo cuando Junts pel Sí y la CUP han pactado una resolución –ya se verá si se puede votar en el Parlament– que plantea una ruptura con España y el inicio «de la República catalana».
Y llega justo cuando el PP y el PSOE han decidido que no se harán daño con esta cuestión. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder socialista, Pedro Sánchez, almorzaron este miércoles para coordinar una estrategia conjunta frente a los planes rupturistas de Mas y la CUP. La consigna está clara. La soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español, y la ley se debe respetar. Rajoy no descarta invitar también a Albert Rivera, y tiene claro que no quiere saber nada con Pablo Iglesias, que sí defiende un referéndum en Cataluña.
Todo eso está muy bien. Lo primero –porque unos tienen más culpa que otros, como constató Eugeni Gay– es hacer cumplir la ley. Pero, ¿después? ¿Qué pasa después?
Gay de Montellà, a través de Foment, insiste en el pacto fiscal, que puede estar ya superado. Tornos, en un federalismo asimétrico. El PSOE se inclina también por ese proyecto. El PP no abre la boca todavía. Pero, ¿se pueden tener esperanzas de que se pondrá en marcha una política de Estado después de las elecciones generales?