Rajoy gobierna, ¿y la oposición qué hace?

Ciudadanos, PSOE y principalmente Podemos son responsables de que, pese a los casos de corrupción, el PP se mantenga en el poder con Rajoy de presidente

Realmente parece paradójico que el PP y Mariano Rajoy continúen al frente del gobierno cuando está demostrado que el PP es un partido trufado por la corrupción. Una corrupción que se remonta a los tiempos de dominio del poder de Aznar, y que ahora aparece en toda su realidad: un poder hegemónico que se corrompe totalmente.

El PP es una máquina de corrupción masiva. Está fuera de todo duda que Rajoy y el PP tienen una responsabilidad política en el estado de corrupción del partido que también han difundido en importantes sectores institucionales y empresariales del estado. Y sin embargo, a pesar de no tener mayoría absoluta gobiernan.

El PP es culpable de corrupción y no se merece dirigir el estado, pero tenemos que decir claramente que la responsabilidad de que continúe el actual estado de cosas recae sin duda en gran parte en la totalidad de la oposición.

¿Qué hace la oposición? ¿Cómo comprender su inacción? El partidismo de las diversas fuerzas no justifica su falta de capacidad para buscar alternativas de regeneración en las estructuras del estado. Todos ellos son responsables.

El partidismo de las diversas fuerzas no justifica su falta de capacidad para buscar alternativas al PP

¿Dónde está Ciudadanos? ¿Dónde queda su discurso de regeneración? El partido de Rivera es responsable directo del gobierno, o mejor dicho del desgobierno del PP, tanto a nivel del estado como de algunas comunidades. ¿Acaso acabar con la corrupción no es el primer paso de cualquier regeneración?

¿Qué nos tiene que decir el PSOE? Parece que sus peleas internas son más importantes que el devenir de este país del que tanto se llenan la boca.

El PSOE con su abstención ha permitido el gobierno de Rajoy y no le vale ninguna justificación, como al resto de las fuerzas políticas. Pero el PSOE como fuerza política de largo recorrido sabe desde hace mucho tiempo que tendría que haber exigido responsabilidades al PP, pero para ello tendría que tener en primer lugar su casa limpia de casos no equiparables pero existentes, desde los Eres de Andalucía hasta la utilización de las puertas giratorias.

No hablaremos ya de partidos que tuvieron importancia en la gobierno del país y que estaban ellos mismos rellenos de corrupción sabida y consentida por los grandes partidos estatales cómo es el caso de CiU.

¿Y Podemos?, pues tenemos que decir que tampoco está libre de culpa, por acción y/o por omisión. Por acción porque tal como planteó en los procesos electorales su objetivo prioritario era echar el PP. Cosa que posteriormente no tuvo la generosidad política de poner en práctica. Podía haber hecho una política para conseguir alternativas diferentes al PP y no lo hizo. No sólo no lo hizo sino que priorizó el desgaste del PSOE a la prioridad de echar el PP del gobierno.

Y posteriormente no ha tenido ninguna capacidad de iniciativa política fuera de actuaciones más propagandistas y efectistas que útiles. No todo es propaganda ni capacidad de protesta en la vida política, hay que tener capacidad de generar propuestas políticas si se es una fuerza política responsable que quiere ser alternativa. Y hasta el momento de esto nada o muy poca cosa.

Es preciso un acuerdo de mínimos con diferentes medidas para desalojar al PP del poder

Es evidente que el momento precisa de las fuerzas políticas de la oposición, si quieren tener el respecto de la ciudadanía, que sean capaces de conseguir un pacto de Regeneración Política que pase por un acuerdo de mínimos: 1.- Desalojar el PP del Gobierno; 2.- Un Gobierno de regeneración democrática que investigue la corrupción institucional del PP y sus responsabilidades; 3.- Establecer una renovación legislativa que evite el origen y las causas que han provocado el actual estado de corrupción público – privada; 4.- Establecimiento de una nueva Ley electoral más plural y democrática.

Estas propuestas urgentes mínimas avaladas por los principales partidos tendrían que llevarse a cabo en una etapa legislativa lo más limitada posible que diera lugar a unas nuevas elecciones en un marco más limpio que el actual y donde cada cual planteara sus propuestas una vez conseguida la mínima y necesaria regeneración del sistema político –económico.

Es evidente que este estado de cosas sólo podrá cambiar si los partidos de la oposición saben actuar con esto que tantas veces se denomina “visión de estado”, una visión que a pesar de todas las críticas que muchos hacen sí que se dio por parte de algunos actores en el período de la “transición democrática”.