Quiso ser competitivo y aprendió a aprender
Hace falta valentía para enfrentarse a los tiempos que corren porque nada es fácil; tecnología es inherente a todos los trabajos que el joven realizará
Hace algún tiempo en un programa de televisión dirigido y presentado por Antonio Quintero, este le preguntaba a un famoso filósofo contemporáneo cuál sería el epitafio que le gustaría que pusieran cuando ya no estuviera en este mundo, él aseveró: “quiso ser valeroso y aprendió a estudiar”.
Sin ánimo de ser pretencioso y poniendo encima de la mesa de antemano que la capacidad intelectual de Antonio Escohotado y la mía se asemejan igual que un melón a una castaña, me gustaría llevar la frase de este gran filósofo y pensador contemporáneo a un terreno en el que me encuentro mucho más cómodo: el de la tecnología y la empresa, y cómo ello afecta a nuestra sociedad.
Les estamos transmitiendo a nuestros hijos el mensaje de que hay que esforzarse solo un poco, pero no demasiado
Es absolutamente inaudito que en pleno siglo XXI tengamos un debate sobre si se puede suspender alguna asignatura para poder obtener un título de bachiller. Está claro que una persona que ha conseguido aprobar toda la enseñanza primaria, la ESO y todas las asignaturas menos una del bachillerato, debería ser capaz de esforzarse un poquito más y aprobar la materia que le queda.
Lo más grave de un tema como este es lo que les estamos transmitiendo a nuestros hijos, el mensaje de que hay que esforzarse un poco, pero no demasiado.
La realidad que se van a encontrar en la vida es muy diferente a la que se les transmite en la enseñanza. Una realidad y competencia fratricida en todos los ámbitos, donde todo el saber que se pueda acumular es poco, dado que la tecnología es inherente a todos los trabajos que el joven tendrá que realizar, y le va a obligar a hacer un máster, pero de los de verdad cada año para poder estar al día en todo lo que se nos viene encima.
España tiene que competir dentro y fuera de la Unión Europea con países que tienen un sistema formativo mejor
De aquellos polvos estos lodos, de sembrar vientos se recogerán tempestades y de la falta de exigencia y rigor recogeremos personas incompetentes profesionalmente y lo que es peor, gente sin ilusión ni anhelos.
Hace falta valentía para enfrentarse a los tiempos que corren porque nada es fácil. España tiene que competir dentro y fuera de la UE con países que tienen un sistema formativo mejor y lo que es más importante, disponen de una cultura empresarial y un caldo de cultivo para investigar, desarrollar y emprender mucho más adecuado. No me toca a mí, aunque tengo una opinión bien clara sobre cómo hacerlo, sino a políticos y gobernantes elegidos a tal efecto.
El valor de la empresa
Yo personalmente, desde mi posición como humilde empresario hago lo que puedo arriesgando mi exiguo capital para generar una empresa que permita hacer de esta una sociedad mejor. Pero con valor solo no llega, también hace falta aprender y ser todos los días una auténtica esponja, absorbiendo todo el conocimiento posible, escuchando a las personas autorizadas en cada materia.
Me gustaría utilizar la frase tan humilde e inteligente en el contexto de la empresa y su entorno y adaptarla a los grandes retos que tenemos por delante y que bien instrumentalizados más que un problema supondrán una enorme oportunidad: “quiso ser competitivo y aprendió a aprender”.
En la voluntad y humildad de aprender continuamente y en la aplicación de las tecnologías no dudéis que estará la clave de la competitividad, y en esta y otras cuestiones también importantes estarán la clave del desarrollo humano.