Quim Torra en Tarragona

Las maniobras del presidente catalán para mantener la incógnita sobre su presencia en Tarragona son una muestra del doble juego político soberanista

Quim Torra ha mantenido hasta el último día la incógnita de si plantaría al rey en la inauguración de los Juegos del Mediterráneo hasta el final. Mientras lo hacía, también ha publicado un tuit que contiene dos afirmaciones difíciles de conciliar.

Por un lado, “hace república en Berlín”, junto a Carles Puigdemont, con quien sale en la foto adjunta.

Por otro, asegura que las soluciones son políticas y no judiciales y que “la autodeterminación es el gran tema de esta legislatura”. Oído al parche.

 Al ampararse en Puigdemont, Torra evita que le incluan entre los traidores al 1-O

La primera afirmación pretende satisfacer a quienes dicen mantener el pulso contra el  estado, aunque sea de pacotilla (el pulso).

Cada vez son menos, pero siguen acusando a los demás de traidores al 1-O. Al ampararse en Puigdemont, Torra evita que le incluyan en una tan deleznable categoría.

El president del Parlament, Roger Torrent recibió mil insultos y varapalos por cumplir con su función institucional y representativa ante el monarca, con quien compartió mesa en la inauguración del MWC el pasado mes de febrero.

Las caras de palo son cosa de cada cual, pero allí estaban todos los que debían. A Tarragona, Torrent no va a ir, porque entonces el despacho de presidencia de la Generalitat estaba vacío y ahora dispone de titular. Que Torra aguante su vela.

El doble juego independentista

Por si alguien no se había enterado, tengo el placer, como decía Pla, de comunicarles que la diversidad de las varas de medir es universal.

Una para los míos, otra para los indiferentes, otra para los malos. Una para los palestinos y otra para los israelíes.

Una para los que están implementando la república (aunque sólo se note en el vestíbulo de un par de consejerías) y otra para los realistas que no disimulan la derrota independentista.

El president Torra tiene margen. A diferencia de Torrent, a él no le van a defenestrar mientras reciba las bendiciones de Puigdemont.

Ambos firmaron con Artur Mas una modosa carta pidiendo distensión al rey. Elsa Artadi solicitaba modosamente un gesto de conciliación. Por toda respuesta a tanto movimiento zalamero, el portazo de la negativa real a entrevistarse con Torra.

Si Torra ha mantenido la incógnita sobre su presencia en Tarragona ha sido para llamar la atención

A pesar de estar discriminado, si el president ha mantenido la incógnita de su asistencia a la inauguración hasta el último minuto ha sido para llamar la atención, si bien de manera un tanto infantiloide.

Lo más probable es que tuviera planeado asistir y una vez allí decir o hacer algo que le convierta en simulacro de héroe.

A saber si se conformará con ponerse el lazo amarillo en un momento especial. Así andamos. La cuestión no es desobedecer sino obedecer a regañadientes.

Desinflamar la situación

Para comprender la situación del soberanismo es imprescindible distinguir entre hostilidad y hostilidades.

La hostilidad suele generarse mucho antes del comienzo de las hostilidades y suele perdurar bastante más allá del final de las hostilidades. En estas estamos, sin hostilidades a la vista pero con la hostilidad que se resiste a eclipsarse.

Es ley de vida que vaya aminorando con el paso del tiempo, incluso entre los más aguerridos. De algunos sueños es más difícil despertar que de otros.

Incluso el tándem Torra-Puigdemont duerme con un ojo en el ensueño y el otro abierto al mundo real. “La autodeterminación es el gran tema de esta legislatura.” Vale.

Vuelta a la casilla de salida pero con la lección de lo que no se puede hacer bien aprendida. Fin de las prisas. Inmanencia sin inminencia. Legislatura larga. Alianza con los Comunes y Podemos en cuanto se dejen. Si no puede ser antes, después de las municipales.

‘El bosque’ catalán

Los irreductibles creen, o dicen creer, que volverse independentista es como abrazar el cristianismo, que imprime carácter y predispone al martirio. No hay para tanto.

Más bien es como ingresar en la masa social del Barça. Aunque no se cumplan las expectativas y la primera temporada haya cosechado sequedad de títulos, nadie va a pasarse al Espanyol a las primeras de cambio.

Cataluña y España deben asumir su culpa y avanzar hacia una solución política

Las dos cosas que el mundo censura sobre España y Cataluña son: Una, que España no se debería negar a reformarse para encauzar el problema catalán.

Dos, los soberanistas catalanes no deberían actuar como si tuvieran mayoría cuando no la tienen. Culpas repartidas.

Que cada cual asuma la suya es condición previa, y por ahora utópica, para avanzar hacia una solución política.

Que se inauguren los Juegos Mediterráneos de Tarragona con normalidad es lo que conviene a todos. Mejor sin aspavientos.

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