¿Quién será el traidor?

Voy a escribir un artículo que me va a costar caro. Me da igual, estos no son tiempos para gente timorata ni para los que siempre calculan qué les puede pasar si toman una posición que no gusta. Por ejemplo, a ERC, que hoy domina como nadie en los medios de comunicación y en las tribunas de opinión, o al entorno del Palau de la Generalitat, que a menudo manda mensajes contradictorios. Así, pues, ya sé lo que puede pasar y asumo el riesgo.

Lo primero que voy a dejar claro es que no escribo por encargo de nadie. Es una opinión personal, que en todo caso comparto con otras personas porque se ha convertido en la comidilla de muchas conversaciones informales, alertadas por la versión que Esquerra ha puesto en circulación, incluso con llamadas telefónicas personalizadas para convencer a los incrédulos, sobre cómo fue la reunión entre Oriol Junqueras y el presidente Artur Mas.

Para Esquerra y sus voceros lo que está pasando es que el presidente Mas desea “bajarse del autobús”. ¡Qué insensatez! Me parece que alguien no escucha o bien que ese alguien está aprovechando el lío para sacar tajada partidista. Hay partidos que piden la DUI y sólo están pensando en las municipales del 2015. ¡Vaya morro!

La cosa es muy sencilla, y lo resumía muy bien Manel Manchón en este diario, Oriol Junqueras le ha comunicado a Artur Mas que su única prioridad es convocar la consulta del 9N. Los republicanos no irán en una lista con Mas, porque, si hay elecciones, apuestan ya por ser hegemónicos en Cataluña e impulsar con toda la fuerza que tengan el proyecto independentista.

Que la prioridad sea el 9N está muy bien. Lo es para ellos y para todo el entorno soberanista que está híper movilizado. Lo que ya no está tan claro es qué quiere hacer cada cual si perdura la suspensión de la Ley de Consultas y del Decreto de convocatoria.

Aunque las primeras conclusiones de la reunión que hoy mismo han mantenido los partidos pro consulta son que se mantiene la convocatoria del 9N y que se reclama al TC que, con la misma celeridad, levante la suspensión, ERC y la CUP quieren que el presidente Mas se haga el harakiri y el día 9 saque las urnas a la calle sí o sí.

Desde el principio, ésta ha sido la estrategia de ERC, ensimismada por esas jornadas festivas, los famosos Aplecs catalanistas, que sirven para alimentar el orgullo patriótico, e incluso dan réditos electorales, pero que nacionalmente no nos llevan a ninguna parte.

Lo malo es que CiU le haya bailado el agua durante tanto tiempo a Esquerra. Porque también desde el principio CiU ha dejado claro que ellos no van a secundar una insurrección, aunque sea institucional, del estilo del 6 de Octubre de 1934.

El próximo lunes se cumplirán 80 años de aquella fallida “Revolución” y parece que hay quien, aun siendo historiador, no se ha enterado de lo que fue aquello. Un auténtico desastre que propició la disolución de la ilusión emancipadora. CiU es gradualista incluso para llegar a la independencia.

Una proporción muy amplia de la población catalana quiere votar. Eso está muy claro. Sólo lo ponen en duda los unionistas y los que quieren erosionar al presidente Mas. Yo mismo estuve en la plaza Sant Jaume, aguantando el aguacero del otro día, reclamando votar y, en mi caso, la independencia, porque esa es mi opción.

Y volvería a manifestarme sin ningún problema. Sobre el objetivo no existen discrepancias entre personas que votan opciones distintas. Lo que separa a unos de otros es la táctica. Qué hacer en cada momento ante la reacción del Estado. Pero la mayoría de los soberanistas, que no lo olviden los líderes de cada partido, piden unidad y menos cálculo partidista.

El presidente Mas ha dicho muchas veces (en el Parlament, por televisión, en mensajes institucionales o cuando firmó el Decreto de convocatoria del 9N) que él está comprometido con el pueblo para que éste pueda votar libremente su futuro.

Pero debe ser una consulta donde los que se oponen a la independencia estén convocados legalmente a dar su opinión. ¡Sólo faltaría que los soberanistas actuásemos como el gobierno del PP y sus aliados socialistas y nacional-populistas! Lo ideal, por lo tanto, sería poder votar mediante la consulta prevista en el Decreto 129/2014, pero si el TC lo impide, la única solución será avanzar las elecciones y acudir a ellas con una lista unitaria.

Esquerra y la CUP no comparten la opinión de sustituir la consulta por unas elecciones plebiscitarias. Quieren que el presidente proponga al Parlamento una DUI, ya. El 9N. ICV-EUiA tampoco está por la labor de participar en una candidatura unitaria, pero en su caso por razones ideológicas. No están dispuestos a compartir candidatura –ni campaña– con la “derecha” aunque el objetivo sea contar los votos soberanistas. O precisamente por eso, porque todos sabemos que en ese punto los de Iniciativa no están de acuerdo ni entre ellos sobre el “sí-sí”.

Esquerra dice que CiU sólo busca la lista unitaria para salvarse del naufragio porque lo que realmente quiere es pedir primero la reforma constitucional con la fuerza de esa mayoría conseguida entre todos. En el caso hipotético de que esa fuera la opción de CiU, su error sería mayúsculo. Las elecciones plebiscitarias con lista unitaria todo el mundo sabe para qué se convocan. Otra cosa es saber lo que se tiene que hacer y cuando.

¿Quién se hará responsable del desastre? Los del 6 de Octubre también decían que lo que había pasado el 14 de Abril de 1931 era simplemente una traición nada menos que de Francesc Macià. Los que auguran que el presidente Mas va a “traicionar” al pueblo catalán porque esa es la esencia, el ADN, de CiU, puede que generen dudas entre la gente de buena voluntad, pero a lo mejor con tanta gesticulación al final el tiro puede salirles por la culata. Como le ocurrió a Jordi Pujol en el Parlament con sus exagerados reproches a los parlamentarios sobre “sus” mentiras cuando él había estado mintiendo durante tres décadas, los “excesos” se pagan.