¿Quien se comerá el ladrillo?
La intervención del Banco de España de la Caja de Castilla-La Mancha y la correspondiente provisión de 9.000 millones de euros, para hacer frente a las posibles contingencias de falta de liquidez de esta Caja, pone de manifiesto que nuestro sistema financiero es tan vulnerable como el americano y que vive y vivirá lastrado por el devenir de los excesos del sector inmobiliario.
Hay muchos recursos financieros inmovilizados en créditos a promotores, que han construido cosas que no se venden a los precios que se esperaba vender, y, por esta razón, no pueden devolver los créditos, si a ello sumamos que no existe ahorro por parte de empresas y consumidores, se produce un déficit de liquidez que impide otorgar nuevos créditos a empresas y a particulares que , siendo solventes, ven rechazadas sus peticiones paralizando la actividad productiva, que a su vez se ajusta mediante expedientes de regulación de empleo, o , despidos, aumentando el desempleo con lo que hay menos gente con posibilidades de ahorrar y consumir.
Esta espiral perversa solo se puede parar atacando de raíz el problema, de todos conocido, los activos inmobiliarios sobrevalorados. Imaginen por un momento que a los Bancos y Cajas se les repone el crédito que tienen en el sector inmobiliario, automáticamente el sector financiero quedaría normalizado y podría, de nuevo, financiar la actividad productiva, no se tendrían que producir despidos, y volveríamos a la senda de crecimiento del PIB.
La pregunta que en las altas instancias se están haciendo permanentemente es ¿quién se come el ladrillo?, ¿el Gobierno, es decir los contribuyentes, inyectando dinero a los bancos y cajas cuando falte liquidez, las entidades financieras provisionando como pérdidas todo lo que se revela incobrable a corto y medio plazo, ampliando capital y recuperar la actividad bancaria normal, o paralizando a toda la sociedad , empresas, autónomos, trabajadores, comercio sumergiéndonos en una grave, dura, larga crisis hasta que se vaya liquidando el ladrillo… ?En mi opinión, mas que estar pendientes de cómo nos recuperamos del pasado, debemos poner las bases que permitan tener fe en el futuro.