¡Qué suerte no ser británicos!
Rishi Sunak dispone de dos años para dar la vuelta a las encuestas antes de que se convoquen elecciones generales
Al nuevo Primer Ministro británico, el conservador Rishi Sunak, le va a costar más poner orden en su partido que gobernar el país. La Unión Europea ha sido un elemento de histórica división entre los torys. Siempre se ha dicho que todas las discusiones sobre este tema acababan con el camión de la mudanza aparcando en el 10 de Downing Street. Y el Brexit, lógicamente, ha acentuado la crisis.
Hay periodistas y políticos -valga la redundancia- en nuestro país que creen que este es un signo del decadente proceso de banalización que viene experimentando la política británica desde hace años. Es una forma de verlo. A otros, sin embargo, nos parece más decadente que un partido en el Gobierno de nuestro país, un decir, el Socialista, no cuente con voces internas que cuestionen los pactos y cesiones que se hacen con formaciones independentistas con el único fin de mantener al líder en la Moncloa. Sobre todo cuando parece que la razón de que esa discrepancia no se escuche es el temor a perder el cargo, el puesto o un favor.
A esto algunos lo llaman estabilidad política. Mientras los británicos han visto desfilar a tres primeros ministros en un mes, los españoles tenemos la garantía de que no hay crisis, escándalo ni mentira capaz de impedir que nuestro presidente del Gobierno agote la legislatura. Somos unos afortunados. Y no se les ocurra a ustedes ponerlo en duda. Es más, no hay nada peor en estos momentos que apoyar cualquier decisión que tome el Gobierno Londres. Todavía le están recordando a Núñez Feijóo que su política de rebajar impuestos es lo que ha fulminado a Liz Truss, como dicen los ocurrentes, en un tris-tras.
El fugaz mandato de Liz Truss
Lo cierto es que Liz Truss fue como esos malos porteros de fútbol que se quedan a media salida cuando el contrario le viene de frente. Anunció una importante rebaja fiscal, pero, ay amigo, se frenó en seco cuando vio que ese anuncio tendría que ir acompañado de un importante recorte de gasto público, lo que suponía que los ya nefastos sondeos electorales la iban a hundir aún más. Hizo lo contrario que debe hacer un político liberal. Así que los mercados, que como los buenos delanteros nunca perdonan, lo tuvieron bastante fácil para colar el balón por toda la escuadra.
Aquí, en España, a algunos solo les ha faltado brindar. Los mercados financieros, que para nosotros son poco menos que aves de rapiña, nos han dado la gran satisfacción de sacarle los ojos a la más efímera primera ministra de la historia británica por anunciar una bajada de impuestos. A quién se le ocurre asustarse por la deuda pública y el descontrol del gasto. Si te tiemblan las piernas cuando ves peligrar la situación económica de tu país mejor dedícate a otra cosa. ¡Qué suerte tenemos nosotros también en esto! Nada como un líder capaz de plantar cara a cualquier informe negativo del Banco de España o institución europea y asaltar, a la vez, cualquier institución que se le ponga delante sin que le salgan más canas de las necesarias. Para eso está el CIS, que actúa como el más eficaz de los tintes.
Turno de Sunak
Ahora es el turno de Rishi Sunak. Dicen de él que, a diferencia de Boris Johnson, no tiene previsto llenar con botellas vacías el jardín de Downing street. Que tampoco tiene por costumbre mentir (viene del mundo de las finanzas, no del periodismo), que es el más joven de la historia, 42 años, multimillonario y antieuropeo desde que se le conoce opinión. Dispone de dos años para tratar de dar la vuelta a las encuestas antes de que se convoquen elecciones generales. Siempre que sea capaz de resistir dentro de esa guerra de guerrillas que es el Partido Conservador británico.
Rishi Sunak tiene una cosa a su favor: una fortuna que al parecer supera a la del propio rey Carlos. A la que hay que sumar la de su mujer, hija de un magnate indio. Si uno no consigue que le respeten así, ustedes me dirán. No le pueden atacar por ser populista. Nada más lejos. Ni por ser un torpe gestionando la economía del país, entre otras cosas porque llevó esa cartera de manera bastante eficaz. Y ser de origen indio también le genera simpatías entre buena parte de la numerosa población inmigrante.
Así que la prensa, como es su obligación, ya le está buscando un punto débil y parece haberlo encontrado. Por lo visto, Sunak tiene varias mansiones en distintos lugares del país y en una de ellas ha mandado instalar una piscina climatizada cuya factura energética supera los 17.000 euros al año. Una vergüenza. Aunque se la pague de su bolsillo.
Nuestro presidente del Gobierno, sin embargo, hace el esfuerzo de volar hasta las islas Canarias para aprovechar el magnífico clima de Lanzarote y ahorrarnos así una pasta en electricidad innecesaria para la piscina. Hasta en esto tenemos más suerte los españoles.