¿Qué hemos aprendido de la crisis?

 

El 15 de septiembre de 2008, la quiebra de Lehman Brothers puso en peligro el sistema financiero mundial. Su desaparición generó una gran desconfianza entre los inversores y ahorradores. Consideraban que ya no existía ninguna entidad bancaria en que su dinero estuviera seguro. Su pensamiento era: “Si el cuarto banco de inversión de EEUU ha quebrado, cualquier otro de repente puede hacerlo”.

En las fechas posteriores, la caída en picado de las bolsas mundiales, la gran reducción del crédito y la elevada contracción de la actividad económica alarmaron a los principales líderes mundiales. Algunos de ellos creyeron que la crisis sistémica podía provocar la desaparición de la modalidad actual del capitalismo. En el corto plazo, diseñaron un gran aumento del gasto público para reducir el impacto de la recesión global y prometieron una reforma en profundidad del sistema. Según Sarkozy: “Había que moralizar el capitalismo financiero”.

Han pasado más de dos años y las palabras no se han transformado en hechos. Un elevado gasto público ya no es considerado un bálsamo, sino un auténtico veneno. No sólo para los países que viven por encima de sus posibilidades, sino también para los que lo hacen por debajo. Probablemente, uno de los principales motivos sea su negativa repercusión a medio plazo sobre el precio de la mayoría de bonos y acciones. Los denominados “mercados financieros” siguen mandando y van a tratar por todos los medios de impedir que nada ni nadie merme el nivel de sus futuras ganancias.

En materia bancaria, no ha existido ningún profundo cambio. Ni ha variado el fondo ni la forma. La única aportación resaltable es la regulación conocida como Basilea III. Su principal efecto consiste en reducir la capacidad de especulación de los bancos. En los próximos años, la formación de una nueva burbuja de crédito será más difícil, pero ni mucho menos imposible.

La desigualdad en la distribución de la renta ha avanzado de forma significativa en el Primer Mundo
, ya que en la mayoría de países el nivel de empleo actual es inferior al previo a la crisis. La clase media está desapareciendo de forma lenta, pero continuada.

La gestión de la política económica mundial continúa siendo deficiente. Un ejemplo son los rescates en la UME. Las condiciones impuestas están suponiendo un alargamiento del período de recesión y un empeoramiento de las perspectivas de los países rescatados. Si no cambian las características de la “ayuda”, la futura salida del euro de alguno de ellos parece inevitable.

En definitiva, no hemos aprendido casi nada de la última crisis. No ha habido ni se espera un regreso del capitalismo social. ¿Será por qué el comunismo ya no es un modelo económico creíble y nadie ha creado otro aparentemente viable? Para mejorar, creo que el capitalismo necesita una alternativa.