¿Qué esconde De Guindos al PSOE?

Luis de Guindos ha sido la cara de España en el mundo en todos estos años. Ha tratado de mantener la confianza en la economía española cuando era casi imposible apostar un euro por su futuro. Con buenos argumentos o no, con reformas a medias, o con rebajas de impuestos que la ortodoxia europea –ni el consenso de los economistas españoles—no entendía, De Guindos siempre ha estado  ahí. Y ahora, –se quiere ir, pero dependerá de lo que le diga Mariano Rajoy—asegura que España se librará otra vez del castigo de la Comisión Europea.

Afirma el ministro que España ha cumplido con todas las exigencias, como el cierre del presupuesto en el mes de julio, y la modificación de los pagos a cuenta del impuesto de sociedades. Pero las cuentas de España comienzan a ser preocupantes. Lo que está en juego, a corto plazo, es que Bruselas congele 1.000 millones de euros de los fondos estructurales si no se cumple el objetivo de déficit de este año, del 4,6%. Pero al margen de eso, De Guindos debería explicar cómo se afrontan los próximos años, en los que el viento de cola –bajo precio del petróleo, tipos de interés al 0%– no tiene por qué mantenerse.

Y ese es el problema de fondo de la política española. ¿Qué esconde De Guindos, como responsable económico, al PSOE, que está llamado a ser el partido responsable que ayude a estabilizar el país?

De Guindos dice que se cumplirá el déficit. Pero entre enero y julio el déficit ya alcanzaba el 3,3%, por encima del 3,1% en el mismo periodo de 2015. La reforma del IRPF no funciona como esperaba el ministro. Y la caída hasta agosto es del 2%. En el impuesto de sociedades ocurre lo mismo, por debajo de las previsiones. En cambio, el aumento del IVA es importante, con un 5,2%, y también los impuestos especiales, con una subida del 3,5%.

Esto, que aparentemente podría parecer un buen augurio, depende de lo que cada uno defienda. Representa lo contrario a lo que propone un partido de izquierdas, porque supone inclinar la balanza a favor de los impuestos indirectos, como el IVA. Si el PP quiere contar con el PSOE se supone que debería afrontar una reforma real de la fiscalidad en España.

Otra de las cuestiones que De Guindos no destaca es el déficit de la Seguridad Social, que sigue subiendo, del -0,2% del PIB en julio en 2015, al -0,5% en 2016. El Estado ha tenido que recoger 10.000 millones de euros del Fondo de Reserva para pagar la extra de los pensionistas. Se trata de un tema de máxima urgencia, que el próximo Gobierno deberá acordar con la oposición. ¿Con el PSOE?

España, hasta ahora, se ha librado de las multas, y está bien que haya sido así, porque tampoco Bruselas multa a Alemania por sus superávits excesivos, y también se prevé esa posibilidad en los tratados europeos.

Pero lo que no puede hacer es incumplir por sistema los objetivos de déficit. Este año el objetivo es el 4,6%; en 2017, 3,1%, y en 2018 el 2,2%, y un ajuste del déficit estructural de 5.000 millones de euros en los dos próximos años, y en cada ejercicio. Bruselas propone que no se olvide, para ese objetivo, reducir los bienes que gozan de IVA reducido. 

Eso quiere decir que la investidura es lo de menos. Que lo importante llegará luego. Y que el próximo Gobierno deberá tomar decisiones complicadas. Todo eso pasa ahora por la cabeza de los dirigentes del PSOE que forman la gestora que preside Javier Fernández. Pero se supone que los partidos serán responsables cuando se les necesita, ¿o no?