¿Putin? No me suena
VOX, que se ha reunido con toda la derecha radical que simpatiza con el Kremlin, ha demostrado una ágil cintura al denunciar la invasión y señalar a los aliados de Sánchez. En Podemos se afanan en desmentir que Putin sea comunista al mismo tiempo que se manifiestan en contra de la OTAN
Quiso que Ucrania fueran sus Sudetes, pero esta vez las democracias europeas no han mirado hacia otro lado, no del todo. Vladimir Putin bombardea con crueldad e intensidad a los resistentes ucranianos, pero su plan de guerra relámpago se ha quebrantado, los europeos se están uniendo y la OTAN se fortalece. Sin embargo, Putin ha tenido -y sigue teniendo- a sus tontos útiles dentro de las democracias occidentales. Los medios y las agencias rusas encontraron en los extremos ideológicos y los separatismos una manera de polarizar las sociedades y desestabilizar los países de la Unión Europea y los Estados Unidos.
Sus objetivos pueden ser diferentes, pero comparten la retórica de la hipérbole y el desprecio hacia los procedimientos de las democracias parlamentarias. Así, no pocos en España vieron en Putin la encarnación de sus anhelos. Como el significante vacío de los teóricos del populismo, algunos proyectaron en él el hombre fuerte que necesitan las decadentes democracias, el azote del relativismo moral o el líder que pondría a los norteamericanos en su sitio.
Ahora todos se apresuran en negarle. ¿Putin? No me suena. En este sentido, unos han sido más rápidos que otros. Los dirigentes de VOX, que se han fotografiado y reunido con toda la derecha radical que simpatiza con el Kremlin, desde Viktor Orbán a Marine Le Pen, y que han llegado a coquetear con una salida de la Unión Europea con la vergonzosa campaña del Spexit, han demostrado una ágil cintura al denunciar la invasión y señalar a los aliados de Pedro Sánchez.
Estos, a su vez, apuntan a VOX y, aunque están siendo más lentos en la reconversión cosmética, también están en ella. En Podemos se afanan en desmentir que Putin, exagente del KGB y admirador de Stalin, sea comunista, pero, al mismo tiempo, se manifiestan en contra de la OTAN. Por otra parte, no hay referente bolivariano que no esté apoyando al criminal ruso, a saber, Venezuela, Cuba y Nicaragua. Sospechosos habituales.
Otros aliados de Pedro Sánchez fueron más lejos y buscaron ansiosamente la peligrosa complicidad de Putin. En su plan para destruir una democracia europea, los separatistas catalanes han perseguido sin disimulo el apoyo del Kremlin. El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, envió a emisarios de confianza a Moscú. En la investigación del caso Voloh hallarán sus nombres. Animados por la campaña de desinformación y fake news que Rusia impulsó durante el procés, como ha quedado acreditado, pensaron en la posibilidad de una colaboración más estrecha y letal.
Puigdemont defendió la historia en común entre Rusia y Cataluña
En 2019 Puigdemont acudió a varios medios oficialistas rusos para dorar la píldora al sátrapa. En el diario Komsomolskaya Pravda, antiguo órgano oficial de las juventudes del Partido Comunista de la Unión Soviética, defendió la “historia común” entre Rusia y Cataluña, dijo que la Unión Europea era una vergüenza y que su autoridad moral estaba completamente destruida, y auguró una bonita amistad entre el régimen ruso y una hipotética Cataluña independiente.
Por aquellas fechas, su ilustre sucesor, Quim Torra, retuiteaba un artículo de ese mismo medio en el que se llamaba a una “mediación” de Rusia en Cataluña con frases tan tranquilizadoras como: “aquí Rusia puede decir su palabra, como en Siria”. Recordemos que Torra llegó a proponer una guerra corta al modo esloveno para conseguir la separación de Cataluña del resto de España.
También en 2019 y en una entrevista exclusiva a otro medio de la propaganda rusa, Sputnik, Puigdemont criticó las sanciones al régimen de Putin por su actuación en Ucrania. Y, aunque ahora lo disimule, no parece que el fugado de Waterloo haya cambiado de padecer, porque recientemente no apoyó en el Parlamento europeo el envío de ayuda financiera a Ucrania.
El control del sistema de medios -y de creencias- en Cataluña permitirá al nacionalismo mostrarse ahora como el fiel aliado de los ucranianos desde los inicios de los tiempos. Y compararan, sin rubor, a Pere Aragonès con el héroe Volodímir Zelenski, como ya en el pasado los Junqueras, Puigdemont o Torra se comparaban con Rosa Parks, Nelson Mandela o Mahatma Gandhi. Sin embargo, la hemeroteca está ahí y prueba que, en España, todos los aliados de Pedro Sánchez jugaron con el fuego de Vladimir Putin.