Puigdemont y Rajoy, la hora del pacto negativo

Suspender las hostilidades

Una vez constatada la falta de sintonía para alcanzar un pacto positivo en el que fuera posible un proyecto común entre el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno español, ha llegado el momento de explorar la doctrina del pacto negativo.

 

 

El pacto por la vía negativa implicaría dejar en suspenso las hostilidades, sacar las carpetas congeladas como el plan de los trenes de cercanías que en su día fue aprobado por ambos Gobiernos y que parecen empeñados en no querer cumplirlo.

Se trata de parar el reloj aceptando ambas partes que es mejor dejar en tiempo muerto el partido antes de que se produzca un choque de trenes que puede condenar a uno de los dos, a España o a Cataluña, a perder. Supondría que ambas partes reconocieran a la otra. Consistiría en situar la negociación fuera del tiempo político y dentro de una negociación que fuera de lo menos importante a lo más importante. Un pacto por la vía negativa permitiría restablecer las agendas sociales, educativas y económicas que hoy se ven asediadas por la victimización del gobierno catalán y la falta de voluntad política por parte de gobierno español.

Lo que se puede lograr

El pacto facilitará autentificar si son realmente válidos los caminos políticos emprendidos, proporcionar tiempo para establecer nuevos liderazgos en la política española y catalana, y posibilitar restablecer el respeto por las instituciones. Un proceso que nos saque de la zona de conflicto hacia una zona de confort que rompa la dialéctica » nosotros contra ellos».

«Y sinceros como palomas»

Immanuel Kant sacaba a relucir, para describir la naturaleza política, la máxima bíblica «sed prudentes como serpientes» que consolida la política enfocada a obtener resultados, aunque estos acaben siendo negativos para la sociedad. Una concepción que añade Kant, como contrapunto: «y sinceros como palomas»; buscar reconocer al otro para posibilitar una vía de solución al conflicto.

Ser sinceros apela a la moral, que debe autentificar las intenciones y los procesos. La vía del pacto negativo es una suerte de retorno a un equilibrio inestable, pero equilibrio a fin de cuentas, entre las instituciones españolas y catalanas, que dejará espacio para la política. Un pacto que no solucionaría el conflicto pero lo situaría en un estadio donde quedarían en suspenso las hostilidades y propiciaría un escenario donde el referéndum no fuera el final de nada y contra nadie.