«Pues que coman pasteles»

Los grandes empresarios y las élites que se sorprendieron al ver a los separatistas ocupando la Cambra remiten a una infame frase de María Antonieta

Cuentan que María Antonieta, Reina de Francia, observaba incrédula las manifestaciones de las turbas parisinas frente al Palacio de Versalles y preguntó: “¿Por qué protestan?”, a lo que le respondieron: “Porque no tienen pan para comer”. Ella, para cerrar la conversación, dijo: “Pues, que coman pasteles”.

Los grandes empresarios y las élites que observaban atónitas cómo el pasado jueves las turbas separatistas tomaban la Llotja de Mar, sede de la Cámara de Comercio de Barcelona, son las Marías Antonietas barcelonesas de nuestro tiempo.

Muchos medios de comunicación, casi toda la élite económica e, incluso, una parte del separatismo institucional se muestran escandalizados y preocupados por que la ANC, con una participación del 4%, se haya llevado la Cambra de calle.

No entiendo de qué se sorprenden. El programa 2000 de Jordi Pujol establece la necesidad de que el nacionalismo ocupe todas las instituciones y recodos de la sociedad catalana como camino a la independencia.

En el episodio del podcast ‘La plaza’ de esta semana, los tertulianos de Economía Digital discuten sobre las elecciones a la Cambra (a partir del minuto 30′)

Lo sucedido en la Cambra es la cosecha de lo que la mayoría de las elites económicas de Cataluña han hecho durante años que no ha sido otra cosa que alimentar la bestia del separatismo y observar desde una atalaya privilegiada cómo esta lo devoraba todo pero nunca les alcanzaba a ellos… hasta el jueves.

Ahora la bestia anda suelta y quiere, nada más y nada menos, que ocupar su lugar.

¿La actitud de la Cambra alimentó al separatismo sí o no?

Los que en el pasado se resistieron al separatismo como el ex decano del ICAB, Pedro Yúfera, algunos presidentes de Fomento u algunos presidentes del Círculo Ecuestre fueron sañalados por su falta de compromiso con la causa separatista y sus cargos puestos en el punto de mira para ser conquistados.

Debemos preguntarnos hoy: ¿Suscribió la Cambra el editorial conjunto de todos los medios negando legitimidad al Tribunal Constitucional, una institución clave del Estado, cuando este dictaminó lo obvio, que no era otra cosa que parte del articulado del Estatut del 2006 era inconstitucional? ¿Esa actitud alimentó al separatismo sí o no?

¿Quién durante décadas ha apoyado con entusiasmo la reivindicación constante del nacionalismo insolidario? ¿Esa posición dio alas al separatismo o no? ¿Quién dijo que las empresas en otoño de 2017 se habían ido de Cataluña por razones psicológicas y por miedo al boicot del resto de España pero no por razones objetivas?

¿Eso no supone un apoyo al delirante argumentario económico separatista?

Alimentar al separatismo por la vía de la condescendencia, suscribir sus manifiestos, apoyar a Artur Mas y a Pujol de forma indisimulada ha sido la gasolina que nos ha llevado hasta la situación actual.

Los dirigentes institucionales de algunas de las principales instituciones económicas, como la Cambra, hablaron siempre de pacto, pacto y pacto, nunca de acabar con un proceso reivindicativo que derivo en un procés de tinte totalitario y no democrático de consecuencias económicas empobrecedoras para todos.     

A más griterío indepe más apoyo desde instituciones como Cambra a la idea de “es que no ens escolten”, “es que si Madrid volgues parlar tot aixó no pasaría”. Ahora los vociferantes que eran vistos con simpatía indisimulada por los dirigentes de la Cambra –són els nostres, se decían– se prepararan para tomarla al asalto, y con ella, a las instituciones de las que participa.

El separatismo se caracteriza porque cuando coge el poder, donde sea, ya no suelta nunca más

¿Qué empresa del resto de España se avendrá a participar de un arbitraje donde esté la Cambra si esta está dirigida por gente que odia a España? ¿Qué harán ahora La Caixa y el resto de grandes empresas si tienen en sus consejos a personas que creen que esas empresas están dirigidas por Botiflers y Charnegos traidores a su patria? ¿Qué pasará con la participación de Turismo de Cataluña en Fitur?

Lo del jueves no fue una catástrofe, ni una mala noticia, fue el resultado de la estulticia, de mirar hacia otro lado, de desear en el fondo del corazón de muchos lo que en público negaban. Lo del jueves en la Cambra es el resultado de una doble moral.

Durante décadas los que clamaban en el desierto contra los desmanes separatistasm en especial en el ámbito económicom eran (o éramos) tachados de radicales, de extemporáneos, de inoportunos, de exagerados. No hay problema; ahora los verdaderamente radicales han llegado al poder en la Cambra para controlar tribunales, mercados centenarios, la Fira, el turismo, tener influencia en el Puerto y empresas del IBEX.

Un Poltergeist estelado y amarillo fue subido a bordo por los que ahora se horrorizan. Ahora no es tarde, hace mucho tiempo que ya es tarde.

En ocasiones hay que tocar fondo para tomar consciencia y empezar a trabajar caminando en el sentido correcto. Quizás el jueves, ni que sea por que en este caso les tocó a ellos, se llegó al fondo y quién sabe si los otrora radicales y pesados que advertíamos de lo que se nos venía encima ganaremos compañeros de viaje.

La cosa es fácil: con que en las próximas elecciones de la Cambra vote un 6% del censo todo volverá a su lugar y ya puestos, ¿qué tal si de una vez por todas nos ponemos a trabajar todos juntos por normalizar a Cataluña de verdad y librarla de la peste amarilla? Ojalá.

Aunque el separatismo se caracteriza porque cuando coge el poder, donde sea, ya no suelta nunca más.

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