Llevo toda la semana recibiendo diatribas contra el lobby Puente Aéreo. Este es un asunto que promueven sobre todo cuatro personas de Barcelona: Enrique Lacalle, Josep Maria Xercavins, Manel Torreblanca y Javier Godó. Se trata de un grupo de patronos que, so pretexto de mejorar las relaciones entre el mundo empresarial de la capital española y la capital catalana, se reúnen de forma periódica con una alta personalidad del Estado.
Sus encuentros sólo tienen una proyección: la fotografía que publica en cada ocasión La Vanguardia y que, en este caso, también hemos reproducido en Economía Digital. La fotografía es justamente la coartada de esa reunión, la sublimación máxima de ese encuentro, de cuyo contenido ni se habla ni se pregunta.
La última reunión del Puente Aéreo ha tenido lugar esta semana. La invitada ha sido la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría. ¡Qué suerte que una veintena de empresarios de Barcelona y Madrid puedan preguntarle a la vicepresidenta cuanto quieran! Es un lujo al alcance de muy pocos, si acaso de unas pocas agendas con capacidad para movilizar a los principales poderes económicos del país.
Después de la celebración de esa reunión, esta vez en Madrid, se han disparado las críticas. Por un lado, de quienes piensan que ese lobby es un quiero y no puedo. Me llegan puyas diversas en las que se dice, por ejemplo, que está formado por unos cuantos grandes empresarios de Madrid, pero en la representación catalana hay más personajillos que personajes. Que nadie se enfade, me abstengo de citar los nombres que me han dado algunos de los asistentes a la reunión del Círculo de Economía en Sitges. Pero sí que citaré las grandes ausencias: los Puig, Esteve, Andic…
Tratamiento de choque semanal:
Supositorio matinal > Sin alejarme demasiado del Puente Aéreo, parece que este junio vence el contrato de gestión que Josep Maria Xercavins tiene suscrito con Metroinvest (filial de Metrópolis, la inmobiliaria de los ricos catalanes, y donde comparte algunos inversores con los grandes clientes de La Caixa).
En los últimos días, un grupo de socios de la inmobiliaria comentaba animadamente en torno a una mesa de la ciudad qué sucedería con la renovación. La mayoría apostaba por apartar a Xerca de la gestión, aunque no podrán hacerlo de la empresa puesto que conserva una pequeña participación accionarial. Por cierto, entre los asistentes no estaba Javier Ferrero, el presidente de la cosa.
Supositorio nocturno > Hay un cierto malestar en el seno de la junta del Círculo de Economía. ¿El motivo? La posición de la institución que preside Josep Piqué con respecto al pacto fiscal que promueve desde el Govern Artur Mas. Al parecer, que el Círculo no haya querido tomar una posición está siendo objeto de debate entre algunos de los miembros de la junta y por parte de distinguidos socios de la entidad.
«¿Cómo no va a pronunciarse el Cercle sobre un tema que está en el debate y la agenda política catalana? ¿Por no violentar a su presidente? ¿Por no lograr un consenso? Pues entonces el Cercle ya no es lo que era y Piqué será el responsable de hacerle perder predicamento». Son las palabras de uno de los socios, nacionalista, por supuesto, de los que hubieran preferido que Piqué no fuera el actual presidente del foro de opinión.