PSOE: nada por aquí, nada por allá 

He seguido las crónicas sobre el Comité Federal que los socialistas celebraron este sábado. La convocatoria era relevante, pues si no recuerdo mal se trataba del primer acto formal orgánico de la gestora que lo rige desde aquella batalla campal y barriobajera que culminó con la destitución-dimisión de Pedro Sánchez. Las expectativas, lógicamente, eran elevadas. Como lo ha sido la decepción posterior.

Y es que, más allá de las palabras bienintencionadas, de esa colección de lugares comunes con que el bueno de Javier Fernández abrió la sesión, en el PSOE actual no hay nada. Puro desierto ideológico. Ninguna idea ilusionante. Detrás de las siglas, de una cierta pose izquierdista a veces, algo de cordura de sobreviviente en otra, nada hay en el horizonte de este centenario partido que invite al optimismo a sus fieles seguidores.

Como no hay nada, sólo existe una argamasa que permita mantener mínimamente unidas hoy a todas sus partes: el poder puro y duro. Y cuando este poder no se vislumbra, cuando volver a gobernar España se antoja harto difícil, el único poder que queda al que agarrarse es el local, el de aquellos barones que aún se mantienen firmes en sus territorios.

Por eso, la contienda que se avecina para las primarias se titulaba ayer en términos de las federaciones del noreste lideras por Patxi López (Euskadi, Cataluña, Baleares…) contra las capitaneadas por Susana Díaz (Andalucía, Extremadura…). Una lid en tonos casi feudales.

Así, de esta manera, en ese Comité Federal, que había de ser el inicio de una nueva etapa, tras el llamamiento de Javier Fernández a la unidad, a debatir sobre ideas y no sobre personas, a respetar los procedimientos y la concordia partidista, a anteponer los intereses generales de los ciudadanos sobre los particulares de las siglas, etc., etc., que todo el mundo firmaría, se volvió a la nada y todos y cada uno de los allí presentes tomó el billete de vuelta a sus feudos pensando en la siguiente batalla, sin haber avanzado en ésta ni un palmo.

Para el próximo congreso socialista no se ha puesto sobre la mesa ni un sólo documento nuevo; se ha convocado para junio, y las primarias para mayo, sin saber quién votará y como: la relación entre el PSOE y el PSC sigue sin resolverse y ésta es una cuestión fundamental, pues puede decantar hacia un lado u otro la dirección del partido.

Miquel Iceta se refiere cada vez más al PSOE en tercera persona, quizás para remarcar que PSOE y PSC son partidos diferentes… Pero, entonces, ¿se va a permitir que la militancia de un partido que se siente externo decida los órganos de dirección? Nada se ha avanzado para resolver este tema clave. Y no se avanza porque no se sabe hacia dónde. Nadie en el PSOE parece estar dedicado a esta tarea no menor.

Quizás por eso sea tan paradigmática la respuesta dada por Emiliano García-Page, presidente de Castilla-La Mancha, a la pregunta de un periodista sobre por qué consideraba idónea la candidatura de Susana Díaz a la secretaría general: «Cómo no va a ser una gran candidata una persona que gana elecciones como ella». Y se quedó tan ancho. Lástima que Trump estuviera ya fichado.