PSC y PSOE, un acuerdo de interés mutuo

Los socialistas se han animado en la última semana. Han comprobado que la legislatura podría ser más beneficiosa de lo esperado. El acuerdo con el Gobierno del PP sobre el techo de gasto, que incorpora un aumento del salario mínimo del 8%, y el pacto sobre el objetivo de déficit para las autonomías del 0,6%, una décima más de lo que quería el Ejecutivo de Mariano Rajoy, ha dejado al PSOE con buen sabor de boca. Lo que se ha percibido es que el campo de juego se ha establecido entre los dos grandes partidos, dejando a Ciudadanos y a Podemos a un lado, pero garantiza al PSOE otros acuerdos, precisamente, con la oposición para que el Gobierno se vea forzado a reformar leyes como la Lomce.

En esa estrategia del PSOE jugará un papel fundamental el PSC. Lejos de acabar en una ruptura, las primeras reuniones que se han producido entre las delegaciones de los dos partidos han constatado la voluntad de un acuerdo, que modificará –no podría ser de otra manera—el que se firmó en 1978. Pero tanto el PSOE como el PSC ganarán con ese nuevo pacto, porque a los dos les interesa.

El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, quería ganar tiempo, pero es que también lo necesita ganar el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández. Los socialistas lo que necesitan ahora es verse útiles, demostrarse a sí mismos que pueden salir del pozo, y que, de hecho, pueden ser la pieza fundamental para reformar España, si logran, poco a poco, que el PP participe en un clima de confianza.

El PSOE lo que le pide al PSC es que no vaya más allá de la declaración de Granada. Iceta entiende esa posición, pero los socialistas catalanes necesitan que el PSOE crea, de verdad, que se precisa una reforma de la Constitución para incorporar elementos federales que resuelvan, entre otras cuestiones, el encaje de Cataluña. Aunque el proceso soberanista en Cataluña se haya dado cuenta de que no tiene la fuerza suficiente para triunfar, el movimiento independentista no desaparecerá de la noche a la mañana sólo porque el Gobierno comience a mostrar un mejor tono, y haya encargado a Soraya Sáenz de Santamaría que encauce las disputas.

Por eso se dan las circunstancias de que el tándem PSOE-PSC pueda resolver sus diferencias. Se trata de la apuesta de Iceta para que el PSOE pueda influir en el PP y le lleve a esa reforma constitucional. El Gobierno está dispuesto, aunque irá con pies de plomo. Lo que piden Rajoy y Sáenz de Santamaría es que en el PSOE tengan un interlocutor claro, que no llegará hasta que los socialistas celebren su congreso y dispongan de un nuevo líder.

Miquel Iceta y Susana Díaz discutieron sobre todo ello hace diez días en Sevilla. Está en juego el liderazgo del PSOE. El PSC no se lo jugará todo a una carta. Nunca lo ha hecho, pero si Susana Díaz gana, los socialistas catalanes la apoyarán sin fisuras. El problema de fondo es saber si puede haber un denominador común o no entre los dos partidos, que, electoralmente, se necesitan más que nunca. La gestora del PSOE ha tenido un gesto, después del castigo inicial, de nombrar a Meritxell Batet como vicepresidenta de la comisión constitucional en el Congreso. Es un reconocimiento al PSC, una muestra de que la voluntad de caminar hacia una España federal es real. Otra cosa es si seduce o no al PP para trabajar en esa dirección.

Sin embargo, hay otro problema de fondo. El PSC sabe que no podrá formar gobierno en Cataluña si no llega a acuerdos con la nueva izquierda catalana, que representará el partido de Ada Colau. Ese posible pacto no será suficiente, y todo dependerá de Esquerra Republicana. ¿Podrá el PSC llegar a pactos en Cataluña de esa naturaleza cuando el PSOE trata de alcanzar acuerdos de gran alcance con el PP?

El PSOE, el que lidere Susana Díaz u otros dirigentes, deberá salir de ese embrollo y apostar por una línea determinada en España. Fuentes socialistas señalan que la decisión de acercarse a Podemos acabará llegando, aunque más con la corriente que pueda liderar Iñigo Errejón. En ese caso, las diferencias entre el PSOE y el PSC serán mínimas. ¿Pero podría eso acarrear una ruptura de verdad en el seno del PSOE? Todo eso es lo que está en juego, y saben y tratan de evitar los dirigentes tanto del PSOE como del PSC.