Problemas para Esther Alcocer en FCC

La constructora FCC afronta uno de los periodos más aciagos de su larga existencia. Lo hace con la joven y guapísima Esther Alcocer al frente del timón. Su madre Esther Koplowitz, máxima accionista de la compañía, la catapultó a la presidencia en febrero último, tras la procelosa etapa de Baldomero Falcones.

FCC tiene la sede social en la calle Balmes de Barcelona, a pocos metros de calle Diputació, aunque su estado mayor reside en Madrid. La compañía perdió más de mil millones de euros en 2012 y este año volverá a cosechar abundantes números rojos por la drástica reestructuración de sus negocios cementeros y por la quiebra que acaba de instar su filial austriaca Alpine. Son sin duda momentos de extrema dificultad, sólo aptos para gestores de entereza a toda prueba.

A sus 42 años de edad, Esther Alcocer es la única mujer que preside una empresa del Ibex. Es también la más joven de cuantos ocupan la cima del selecto club bursátil. Preparación no le falta: estudió derecho, domina inglés y francés, se ha bregado en varios puestos del emporio familiar. Es sencilla y de trato sumamente afable. Ni su fortuna ni su belleza –dicen que guarda un gran parecido con su tía Alicia– se le subieron jamás a la cabeza. Pero al mismo tiempo va al grano de los asuntos y no se pierde en rodeos vanos. Ahora, en la cúspide de una de las mayores firmas del sector, tiene una ocasión de oro para demostrar su valía profesional.