Barcelona es lo mejor que ha hecho Cataluña. El presente todavía es más de los estados que de las ciudades, sin embargo la tendencia señala un mundo muy interconectado con un peso creciente de las ciudades agrupadas. Solo quien disponga de una gran área urbana jugará en la primera división global.
A menudo no valoramos como es debido el milagro de Barcelona. El maestro de historiadores (y de empresarios) Jaume Vicens Vives fue el primero en advertir el fenómeno del “crecimiento gigantesco” de la capital catalana.
En el siglo XIX, dejó escrito, “Cataluña creaba un órgano de resonancia histórica y mundial muy por encima de sus posibilidades humanas: Barcelona.”
Alicante – Barcelona – Lyon: Euro-sunbelt
En su famoso libro Las ciudades creativas, Richard Florida sitúa a Barcelona en muy buen lugar, exactamente en el epicentro de uno de los mayores polos de desarrollo de Europa, el eje Mediterráneo-Ródano (Euro-sunbelt).
Se trata nada más y nada menos que de la undécima megaregión del mundo. Han leído bien, la undécima. 25 millones de habitantes.
Más que de las megápolis, el futuro será de las megaregiones. La que tiene su centro en Barcelona, va de Lyon a Alicante, con un brazo hacia Marsella y parada en Valencia. Si entran en el mapa de la luz nocturna de Europa, el eje destaca con absoluta claridad. Asombroso.
La solución es apostar por un pacto de ciudad por Barcelona
Pues bien, esa Barcelona es la que hay que potenciar. Cosa que solamente puede hacerse mediante un pacto de ciudad que incluya una apuesta decidida por la concentración de inteligencia creativa.
El Euro-Sunbelt no dispone del menor apoyo institucional como tal. Al igual que las demás megaregiones sólo se distinguen desde un satélite, pero eso les confiera mayor veracidad y evidencia. La luz no engaña.
La nuestra no es la única megaregión transfronteriza. El hándicap es que se trata de un espagueti mal conectado de más de mil quilómetros.
El Euro-Sunbelt crea el doble de riqueza que París
En unidades de RPL (producto regional basado en la luz) esta megaregión crea el doble de riqueza que París y seis veces más que el gran Madrid. El gran Madrid se sitúa mucho más abajo en el ranking mundial, cerca del puesto cuarenta.
Principales desafíos de Barcelona
En estos términos deben entenderse los principales desafíos de Barcelona (y los de Cataluña como creador y primera beneficiaria de Barcelona). El Círculo de economía y Barcelona Global han puesto en marcha un ciclo sobre el tema, pero a pesar de su interés la repercusión mediática ha sido escasa.
Con las cifras anteriores en la mano, se comprende mejor que Madrid intente por todos los medios, y dispone de los del estado según sus intereses, para contrarrestar su soledad y dificultar en lo posible el desarrollo del eje mediterráneo. Ya que la geografía no acompaña, forcemos la geografía con recursos, tecnología e influencia política.
Uno de los resultados positivos, para Barcelona, del proceso es que ahora todo el mundo, el mundo inteligente, avanzado, guapo y rico quiere venir a Barcelona por su plus de rebeldía sin previsibles efectos negativos para sus inversiones. En cambio, a Madrid no le sienta nada bien el peso de un estado que han descubierto más casposo de lo que parecía.
Hay que evitar que el eje proceso – antiproceso afecte a Barcelona
Barcelona puede y debe aprovechar su buen momento. ¿Cómo? En primer lugar, evitando el mayor de los peligros, que consiste en empujar a la ciudad hacia el pozo de la confrontación proceso-antiproceso. Dicho en plata, libremos a Barcelona de Valls y de Graupera.
Hay que estar prevenido asimismo ante la probable maniobra de un renacido Puigdemont, que consistirá en un llamamiento a la unidad independentista en las municipales, como OPA a su propio partido y a ERC. El PDECat podría resistirse pero no es de prever que lo consiga. Esperemos que Esquerra siga apostando por Barcelona y por tejer alianzas transversales.
Barcelona puede unir lo que el procés ha dividido
Si nos sustraemos al peligro de inocular las tensiones de la política catalana en la capital y conseguimos preservarla de las confrontaciones, entonces se abrirá una oportunidad para la colaboración y un amplio pacto de ciudad. Barcelona puede unir lo que el proceso ha dividido.
Un pacto centrado en la proyección de Barcelona, en la integración del área metropolitana, en la articulación de la Gran Barcelona, la de los 4,7 millones de habitantes, que son más del 60% de la población de Cataluña.
Y en una reformulación mucho más inclusiva y participativa de la identidad barcelonesa y el sentimiento de pertenencia a Barcelona y el orgullo compartido de ciudad.