Por ser quien soy, monólogo de la nación catalana
Cataluña, por ser una nación dotada de historia propia, identidad propia, lengua propia, cultura propia, carácter propio y voluntad de ser, tiene derecho al ejercicio del derecho de autodeterminación. Cataluña, por ser una Nación, tiene derecho a poseer un Estado propio y una soberanía política propia, así como a integrarse en la Unión Europea, en la Organización de las Naciones Unidas y demás instituciones internacionales. También tiene derecho a una Conferencia Episcopal propia, un dominio de Internet propio, un distintivo automovilístico propio y unas selecciones deportivas nacionales propias.
Llegó la hora de reconocer las características esenciales de una identidad nacional catalana propia que se vertebra alrededor de la lengua (patrimonio secular, auténtico monumento de un pueblo, verbo de nuestro espíritu, señal de carácter, imagen fiel del genio nacional, expresión y espíritu de la tierra), el territorio (de las entrañas de la tierra surge el espíritu propio, ingénito, característico de quienes aman su tierra), la historia (los condados independientes, Jaume I, las instituciones medievales, el 11 de Septiembre) y la psicología (temple fuerte y sutil, sentimiento de resolución, trabajo y autoconfianza e inclinación hacia la propiedad) que juegan el papel de notario de la persistencia de la identidad catalana a lo largo de los tiempos.
Llegó la hora de reconocer que la identidad propia y diferenciada de la nación catalana conlleva la legítima y democrática aspiración al Estado propio. Cataluña es lo que es desde hace siglos y tiene derecho a seguir siendo lo que es en el presente y en el futuro. Por eso, la nación catalana reivindica el Estado propio que le corresponde a través del ejercicio de un derecho democrático por excelencia como que es el derecho de autodeterminación de los pueblos, que ni puede ni debe constreñirse.
La nación catalana no puede continuar formando parte de una Nación foránea y un Estado ajeno que no reconocen sus inalienables derechos nacionales, laminan su identidad nacional, expolian sus riquezas nacionales, hipotecan su futuro nacional y persiguen a sus instituciones y dirigentes políticos nacionales.
Dadas las circunstancias especiales y la posición única de Cataluña; dado que Cataluña es una de las pocas naciones europeas cuyos derechos nacionales no han sido todavía reconocidos ni respetados; exigimos que Cataluña sea considerada como un caso especial fundamentado en las razones históricas, étnicas, lingüísticas y culturales que prueban las características nacionales de Cataluña.
La nación catalana exige que se respete lo que es: una nación que tiene derecho a ser rotundamente libre, más próspera y justa con sus hijos y más solidaria con el mundo. Una Nación que defenderá los derechos colectivos de los pueblos, así como sus soberanía política, económica, social, territorial, alimentaria, energética, cultural y lingüística, la sostenibilidad del planeta, la democracia, la justicia, la desmilitarización y la paz. Una nación comprometida con la nueva Europa de los Pueblos y las Naciones, democrática, justa, diversa y solidaria que permita superar el atolladero en el que se encuentra la Unión Europea. Una nación que será un actor internacional de referencia y excelencia en la construcción de un nuevo orden mundial más libre, justo, democrático, solidario, igualitario, fraternal, pacífico, seguro, próspero, cosmopolita, sostenible, culto y feliz».
Miquel Porta Perales es autor de Totalismo. La obra la presentó en Madrid en el Instituto Juan de Mariana.