Por qué reaparece Zapatero

La ventaja de 2.7 puntos que –según el CIS- le lleva el PP al PSOE todavía puede oscilar mucho, aunque la tendencia actual sea un mayor número de votos y escaños para Mariano Rajoy. Al final, habrá que ver cuántos votos se le van a UPyD o Ciutadans.

Con una primera previsión que da a PSOE y PP resultados casi idénticos a los de hace cinco años, arranca así la campaña de las elecciones europeas, con la incógnita de los resultados de ERC en Catalunya. Pero en términos absolutos, PP y PSOE padecen un retroceso.

 
La explicación de la entrada en campaña de Zapatero sería más bien para atajar el voto de izquierda que se refugiaba en IU

La aparición de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido una sorpresa ilusionista para los espectadores -más bien pocos- de la precampaña al Parlamento Europeo. La figura pública que más ha quedado identificada con una notoria inacción ante la crisis económica de 2009 tardará en quitarse el membrete de incompetencia y negación de los problemas.

Es dudoso que el PSOE de Rubalcaba esté por la regresión, ni es Elena Valenciano una candidata que en definitiva se aparte de la ortodoxia socialdemócrata que Zapatero valoraba tan poco.

Entonces la explicación de la entrada en campaña de Zapatero sería más bien para atajar el voto de izquierda que se refugiaba en IU y en hacerle un guiño al voto más ideológico del PSOE para que no se quede en casa.

Resulta que cuando debiera llevarle ventaja a un PP presuntamente desvencijado por la gestión de la crisis económica, el PSOE carece de energía electoral, pone en duda su propio liderato y observa con pavor como la masa oscura del escándalo andaluz de los ERE avanza como una plaga bíblica.

Y eso es en Andalucía, un caladero de voto socialista de toda la vida. Buenas expectativas, pues, para IU en Andalucía, a pesar de que la presidenta de la Junta pretenda centrarse, para parar el trasvase de voto urbano al PP.

¿Favorece a Arias Cañete el tono de nostalgias revolucionarias de Elena Valenciano? Así, a primera vista, no parece que la estrategia electoral del PSOE sea un acierto, salvo que guarde una bala de plata para el final.

Zapatero tenía un electorado. En cierto modo, la crisis se lo arrebató. En cierto modo, fue el poder de Angela Merkel la que rompió el cordón umbilical que Zapatero tenía con su franja propia de electores.

Noche de pegar carteles y de controlar el minutaje que a cada uno le dan las televisiones. Quizás aparezca el rostro de feliz sonrisa de Zapatero pegando un cartel con diligencia, gozoso con que el PSOE le haya ido a buscar a los vestuarios. Extrañas vicisitudes en la vida de los partidos.

Con, supongamos, 21 eurodiputados frente a los 19 del PSOE, el PP recuperaría fuelle y margen temporal para unas elecciones municipales y autonómicas en que tiene mucho que perder, con un terreno que se le hace resbaladizo -por ejemplo- en Valencia, Madrid y Baleares, además de las pérdidas en Catalunya. Quedan por delante unos años de campaña electoral permanente.