¿Por qué no votamos?

El President Artur Mas tiene en la mano la convocatoria de unas elecciones autonómicas, para algunos denominadas plebiscitarias, desde el minuto uno. Pero aún no lo ha hecho. Tras la convocatoria del “butireferendum” la diva Pilar Rahola, diva por el diván donde pasa consulta claro, del Presidente ha dejado claro el motivo: “la candidatura unitaria soberanista aún no está madura”.

O sea, aquí no votamos porque el Presidente, su Gobierno, los partidos soberanistas y vaya a saber quien más, consideran que el resultado no les sería favorable. Es decir, no quieren que vote el pueblo sino sólo que el pueblo vote lo que ellos quieren. Un concepto de democracia bastante curioso. No votamos porque saben que los resultados NO son los que quieren. ¿Es eso democracia?

No nos dejan votar por miedo al ridículo. Un miedo superior al control de la calle, con ese 500.000 – 800.000 personas que se tirarían al Llobregat si fuera necesario. Un miedo superior al autocontrol de las televisiones y los medios afines. Un miedo a dejar de controlar el dinero público. Un miedo a no ser nadie el día después. Al final un miedo a algo tan elemental como convocar unas elecciones.

Ellos llevan meses, años, hablando del pueblo. Vociferan dar la voz al pueblo aunque luego se lo niegan. Mienten, para variar, con Escocia. ¿Cuántos de los lectores saben que cuando se pactó, el Parlamento escocés ya tenia una mayoría de un partido con un programa independentista? Aquí recordemos sólo ERC y CUP lo llevaban escrito. Para los olvidadizos, entre ambos suman un 17% de los votos, y apenas un 11% del censo electoral. ¿Con esos números quieren presentar una DUI? ¿Están de risa?

Pero aún la historia promete continuar. Artur Mas promete esas futuras elecciones tras el 9N con una supuesta candidatura unitaria. CDC sabe que es su tabla de salvación. Quizás sumen a ERC, aunque la historia deberá juzgar como un líder como Oriol Junqueras ha dilapidado una opción como esta por su ceguera táctica. Realmente son tan inocentes que hasta son indecentes para gobernar. Hasta en eso, al menos, la CUP es coherente. UDC tampoco parece este por la labor.

El sueño de Mas se acaba. Y quizás antes de ir a dormir Mas debería recordar algunas cosas importantes. La primera, el ridículo continuado que está haciendo. No hace falta que alargue más su desvergüenza. Aquí no nos dejan votar en unas elecciones porque saben que la caída es espantosa. Tiene de crear “butifarradas” o actos paralelos con los apoyos de su calle subvencionada para creer que aún son la fuerza. Pero Artur Mas, recuerde, la fuerza son los votos. Y los votos vienen de programas claros. No de gritos en la calle. No haga perder más tiempo al país. Sea demócrata y déjenos votar. El resto, ¡milongas!