¿Por qué habrá nuevas elecciones en España?

En el caso de celebrarse ahora unas nuevas elecciones generales, el CEO señala que En Comú Podem incluso mejoraría sus resultados y obtendría el 24,1% de los votos, frente al 17,45% que obtuvo el pasado 20D, pero se quedaría con los mismos escaños: 12.

Le seguiría ERC con 10-11 (ahora tiene 9) y Ciudadanos 7 (cosechó 5 el 20D), y a partir de aquí, los demás partidos obtendrían menos escaños: El PSC 7 (8 tras el 20D), DiL –la marca para España de CDC– caería hasta la quinta plaza con 6-7 escaños (actualmente 8), y el PPC sería último con 4 (ahora tiene 5).

En Comú Podem cosecharía, pues, un buen resultado, lo mismo que ERC, que obtendría un 18,9% de los votos (el 20D obtuvieron el 11,27%). Por detrás quedarían el resto de formaciones catalanas, que empeorarían sus resultados en mayor o menor medida.

DiL empeoraría significativamente desde el 10,63% hasta el 7,6%. El PSC también caería desde el 11,08% hasta el 10,7%; Ciudadanos lo haría desde el 9,21% hasta el 7,5% y PPC también caería con fuerza desde el 7,85% al 3,5%.

Si lo que predice el CEO fuera finalmente cierto, ahí tienen la respuesta al título de este artículo. En Comú Podem no puede aceptar de ninguna manera convertirse en la muleta de un gobierno de coalición entre el PSOE y Ciudadanos.

Lo que convierte a la formación de Xavier Domènech en primera fuerza de Cataluña es, por un lado, la expectativa que crea esa coalición cuando en ella interviene el grupo de Ada Colau, y, por otra parte, la defensa sin ambages del derecho a decidir, que es la posición contraria a la adoptada por el PSC y que le está sumiendo en el desastre.

Xavier Domènech no es Albano-Dante Fachín, ni Ada Colau es Joan Coscubiela. Las personas también son importantes pero convertir en creíble lo que, de entrada, parece el timo de la estampita y un brindis al sol: prometer un referéndum que tú no puedes convocar.

Poner por delante el derecho a decidir y el referéndum le reportó muchos votos a Domènech y su candidatura, aunque sólo fuese la expresión de un deseo. Propiciar un gobierno de aquellos que tienen como misión impedir ese referéndum e incluso volver al Estado centralizado de antaño no sería lo más inteligente por su parte. Al contrario.

Cuanto más buenas sean las expectativas electorales de En Comú Podem, menos capacidad de maniobra tendrá Pablo Iglesias para negociar con el PSOE. Podemos se sostiene en los partidos periféricos que se han hermanado a su proyecto de cambio para España a cambio de aceptar el reconocimiento explícito de la plurinacionalidad.

Pero esos partidos (En Comú Podem, Compromís y En Marea) tienen vida propia y no pueden sacrificar lo esencial por lo accesorio si no quieren dilapidar su capital allí donde está su granero de votos.

Además, está claro que Iglesias no consiguió ser mayoría en España el 20D ni parece que ésta sea la previsión para el futuro que se avecina, mientras que En Comú Podem sí que consiguió alzarse con el primer puesto en Cataluña el 20D con la «propuesta placebo» de anunciar que si Podemos ganaba las elecciones la solución referendaria sería posible.

La solución propuesta por En Comú Podem era –y es– pura ilusión, porque las pasadas elecciones dieron la mayoría absoluta a los partidos españoles contrarios al referéndum (PP, PSOE y Ciudadanos, por este orden).

Pasase lo que pasase en unas hipotéticas nuevas elecciones, esa mayoría absoluta no va a resquebrajarse. Incluso podría aumentar si Ciudadanos obtuviese unos buenos resultados fuera de Cataluña después del protagonismo alcanzado gracias al PSOE.

Si la encuesta del CEO fuera cierta y Catalunya Sí que Es Pot (CSQP) pudiese duplicar sus escaños en el Parlamento catalán y pasar de los 11 actuales a los 21-23 que le da la previsión, mientras que Ciudadanos (C’s) se quedaría con 22-23 diputados, algo menos de los 25 que tiene en la actualidad, ¿qué sentido tendría que En Comú Podem optase por suicidarse permitiendo que un pacto de investidura en Madrid le dejase con el culo al aire? ¡Ninguno! Ya sé que en política todo puede ocurrir, pero les confieso que yo no tengo por tan estúpidas a las huestes catalanas de Pablo Iglesias.