¿Por qué está tan tranquila Soraya?

El Congreso ya tiene un nuevo presidente. Será el socialista Patxi López, después de una interesante votación que evidencia algunas cosas que podrían suceder en las próximas semanas.

La más importante es que el PSOE y Ciudadanos podrían colaborar en el futuro. Les une la idea de regeneración. Los socialistas, aunque los nuevos partidos han hecho bandera de ello, también han protagonizado una renovación. Pedro Sánchez fue elegido secretario general del partido con los votos de la militancia socialista. Nunca se había visto, y de ello hace gala Sánchez ante los periódicos rumores que le sitúan fuera de la cúpula. Hay caras nuevas. Y el mensaje es distinto, sin renunciar, porque ni puede ni debe hacerlo, a su pasado reciente.

Ciudadanos ha conseguido colocarse en el centro. Con sus dos miembros en la Mesa del Congreso, el partido de Albert Rivera puede jugar con todos los partidos. Puede sumar con el PP, que tiene tres miembros, o con el PSOE, con dos. Con Podemos es difícil que lo haga. Ni Albert Rivera ni Pablo Iglesias están dispuestos a entenderse. Quieren representar modelos antagónicos.

En la sesión de apertura del Congreso, tras las elecciones, se comprobaron más cosas. Esa sintonía del PSOE y Ciudadanos –a los dos partidos les interesa ahora– y la apatía de los diputados del PP y de sus dirigentes, Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. Rajoy desea pasar desapercibido, y pretende colocar al resto de partidos contra la pared cuando defienda su proyecto en el discurso de investidura. A Soraya algunos de los presentes la vieron muy tranquila. ¿Por qué?
La relajación de Soraya podría obedecer a dos cuestiones: la primera por puro sentido común. No sirve de nada apresurarse, cuando la partida va para largo. Pero la segunda interpretación es que espera, precisamente, su momento.

La repetición de las elecciones generales es más que probable. Los partidos juegan ahora un papel curioso, que no gusta a los ciudadanos, pero que es inevitable. El PSOE no pactará con el PP, pese a que sea la gran opción de una parte importante de los sectores económicos. Pero tampoco lo hará con Podemos, porque el propio Pablo Iglesias no quiere saber nada de los socialistas, a quien calificó este miércoles de «traidores».

¿Entonces, cuál es la salida? Dirigentes socialistas dan por hecho una cuestión: habrá discurso de investidura de Pedro Sánchez, cuando Rajoy compruebe que no puede ser investido. Y ese discurso será vital para las opciones del PSOE en las nuevas elecciones.

Si Sánchez no consigue el apoyo explícito de Ciudadanos y la abstención, por lo menos, de Podemos, no será presidente. Pero le servirá a los socialistas para constatar que han sido ellos los que han impedido un cambio.

Y, ante todo esto, ¿qué papel juega Soraya? Tranquilidad absoluta. En unas nuevas elecciones sería ella, con una gran probabilidad, la candidata del PP. Será entonces cuando se juegue de verdad el papel de la regeneración, dando por descontado que el PP podría beneficiarse del voto útil que dejaría Ciudadanos. El PSOE cruzará los dedos, y esperará que su estrategia de culpar a Podemos le dé resultados. Es una interpretación.