Por qué Bruselas no debe multar a España

Muy bonito. Primero, no dice nada. Se espera. Las elecciones son inminentes, y la Comisión Europea atiende a que España tenga un nuevo Gobierno. Los comicios ya se celebraron, y ahora sí, Bruselas advierte de que puede iniciar el proceso para multar a España por excederse en el déficit. Para Mariano Rajoy es un claro pretexto para reclamar al PSOE que no juegue más y que le permita formar el nuevo Gobierno, confiando en que, finalmente, no habrá multa, que en el peor de los casos puede ascender a casi 2.200 millones de euros, el 0,2% del PIB español.

La Comisión Europea aseguró este jueves que España no ha tomado medidas efectivas para reducir el déficit, y, por tanto, se abre la vía a una posible multa. España debía situar el déficit este año por debajo del 3%, pero se desvió hara el 5,1%, y se aleja la posibilidad de alcanzar el 2,8% en 2016. Se trata de cumplir con lo que marca el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), aunque Bruselas puede ofrecer algunos atajos. En concreto, Bruselas le ofrecerá a España un año más para cumplir con el déficit, con el objetivo del 3,7% para 2016 y el 2,5% para 2017. Eso supondrá un ajuste de unos 8.000 millones de euros. El comisario Pierre Moscovici insistió en que ese compromiso se debe cumplir, y que, en caso contrario, llegarán las sanciones, y la suspensión parcial de los compromisos de los Fondos Estructurales y de Inversión europeos.

Pero, ¿qué ha ocurrido en realidad? Lo mejor que ha hecho el presidente Mariano Rajoy, según distintos economistas, entre ellos el presidente del Círculo de Economía, Antón Costas, es incumplir el déficit. El argumento es que, precisamente, ese margen en el déficit ha permitido el crecimiento que se ha producido desde el segundo trimestre de 2013. Eso es lo que debería ver la Comisión Europea, porque el exceso de rigidez, con el plan de austeridad, es el que ha comportado el gran malestar social entre los ciudadanos europeos.

Otro economista, Juan Laborda, tiene claro por qué España ha podido crecer en los últimos ejercicios, al señalar que, desde mediados de 2013, se ha aplicado una doble receta: un mayor gasto y consumo público, y la «droga de diseño», como apuntaba en un artículo en Voz Populi, que ha representado la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo. Por eso crece España, y no por las políticas de austeridad.

Eso es lo que debe tener en cuenta ahora Bruselas, si quiere, como pretendía antes de las elecciones del 26J, que se constituya en España un gobierno de orden. Si quiere favorecer la estabilidad política, y España es la cuarta economía del euro, las multas no serán, precisamente, lo más adecuado.

Pero es que hay otra cosa más sangrante. Curiosamente, en Cataluña el independentismo ha abrazado la causa de la austeridad. Un economista como Ramon Tremosa, eurodiputado de Convergència, destaca cada vez que puede las recetas de Alemania. Es un enamorado de Alemania. Y, en cuanto que se recuerda que las multas deberían ir en las dos direcciones, hacia los que incumplen el déficit, pero también hacia los que presentan un exceso de superávit, los ‘alemanes catalanes’ pierden los estribos.

Pues habrá que recordarlo una vez más. Al margen de que Alemania incumpliera los objetivos de déficit en el pasado, cuando en 2003 alcanzó el 4,2% del déficit, por encima del exigido 3%, y no pasó nada, en los últimos años el superávit por cuenta corriente es escandaloso. Se dirá que eso está bien. No lo está cuando se forma parte de un club, como la zona euro, en el que se han establecido unas reglas para todos. Ese superávit alcanzó el 7,4% en 2014, y sigue subiendo. Con ello, Alemania incumple otro pacto, el Procedimiento de Desequilibrios Macroeconómicos, tan o más importante que el PEC, que incumple España.

Si se desea una Unión Europea que pueda seguir avanzando, a pesar del Brexit –ya se verá cómo se negocia con el Reino Unido– lo que se antoja es que las reglas deben ser para todos iguales. Y si se tiene manga ancha, que sea también para todos, en función de la coyuntura económica.

Por todo eso, pese a las advertencias, España no será multada. En caso contrario, sólo se empujará a más ciudadanos en contra de la Unión Europea.