Por Imperativo legal

Por muchos arranques de bilis, discursos arengados, criticas monumentales, los diputados presos por el ‘procés’ prometieron la Constitución

Quizás valdría la pena recordar, de nuevo, que los primeros diputados del Congreso de los Diputados que recurrieron a introducir la muletilla que encabeza este artículo para acatar la Constitución fueron, en 1989, Jon Idígoras, Itziar Aizpurua Ángel Alcalde.

Tres representantes  electos de la ya extinguida e ilegalizada Herri Batasuna. Esta fórmula que el entonces socialista presidente del Congreso Félix Pons no dio por buena, fue admitida en 1990 tras el recurso que los  tres diputados abertzales presentaron ante el Tribunal Constitucional.  

El jurista del Tribunal Constitucional Francisco Tomás y Valiente fue asesinado por ETA seis años más tarde de reconocer como diputados a miembros de Batasuna

El máximo órgano jurisdiccional del Estado les dio la razón y aceptó la fórmula de acatamiento. En ese momento el alto Tribunal estaba presidido por Francisco Tomás y Valiente, jurista reputado, historiador y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

Este hombre de bien, demócrata, garantista y promotor de consensos, fue vilmente asesinado por la banda terrorista ETA seis años más tarde de reconocer a los miembros de este partido radical su calidad de diputados.

¡Qué perversa paradoja¡ Fue la defensa del ejercicio de la democracia ejercida por Tomás y Valiente la que avaló el cargo a aquellos  diputados vascos. Y fue la banda terrorista a la que ellos daban soporte institucional la que lo asesinó en el emblemático y simbólico paraninfo de la universidad con el Gaudeamus Igitur presidiendo la entrada.

Todos asumimos la legalidad y acatamos ‘por imperativo legal’ en nuestro día a día

Lo mataron en su despacho, mientras hablaba por teléfono con su compañero Elías Díaz, que oyó los disparos. Y esos tres diputados a los que había dado la razón para reconocerlos como tales, en plena democracia, nunca criticaron, ni censuraron la lucha armada.

Nunca pusieron un alto al asesinato gratuito de hombres y mujeres que no pensaban como ellos y pretendían, en un marco de libertades y garantías, hacer y cumplir las leyes. 

Y ahora, hecho ya el merecido homenaje producto de las circunstancias a la figura de Tomás y Valiente cabría señalar que, este martes pasado, por muchos arranques de bilis, discursos arengados, criticas monumentales y rasgaduras de vestiduras varias que hayan suscitado las panfletarias y soflamáticas fórmulas de acatamiento a la Constitución que en su toma de posesión como diputados en el Congreso, los diputados presos por el procés y sus compañeros de siglas hicieran, la realidad es que los representantes independentistas prometieron la Constitución.

Por más que se pisotease el suelo y se palmeasen las mesas, por parte de los diputados de Vox, para acallar la perorata, el Sí, prometo”, estuvo ahí. Y quizás no haya para tanto si esto ya viene de lejos. 

Si al final la imaginación para acabar diciendo “Sí prometo” puede ser inconmensurable; pero la esencia no da para mucho más. Si en realidad, en mi modesta opinión, hay una redundancia evidente en lo que hicieron los electos diputados independentistas prometiendo por ‘imperativo legal’.

Porque vamos a ver y queriendo ya rizar el rizo: ¿es que no acatamos todos, en múltiples ocasiones y en nuestro día a día profesional y privado, por imperativo legal un montón de leyes con las que, más de una vez, no estamos de acuerdo?

Los diputados suspendidos

Sin ir más lejos yo conduzco, por imperativo legal y acatando el código de circulación a una determinada velocidad por la autopista para que no me sancionen; en el municipio donde resido el alcalde, también por imperativo legal, aplica la ley urbanística y no permite que los excesos contravengan lo marcado en las parcelas por construir y, también por imperativo legal, cada mes de junio -y noviembre porque tengo el pago fraccionado- vuelvo a rascarme el bolsillo, mal que me pese, para cumplir con la solidaria ley tributaria… y… y….y así un montón de yies

En fin que, hoy por hoy, a algunos de aquellos diputados que además de prometer por imperativo legal lo hicieron por la república de Cataluña, por el mandato del 1 de octubre y reivindicaron su pretendida condición de presos políticos, se les ha aplicado, sin dilación, la normativa del Congreso y ya están todos suspendidos.

Se avecina una legislatura movidita. Abrochémonos con precisión los cinturones para no precipitarnos por la pendiente.

Suerte y ánimo señora Batet. Sin duda lo va necesitar.

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