Populismos, ¿son cuestión de ideología o de presupuesto?
A prácticamente un mes vista de los comicios nacionales (20D) es hora de echar un vistazo a los programas electorales de los partidos aspirantes a vivir en la Moncloa. Es una tarea ardua y compleja analizar punto por punto todas las propuestas de cada uno de los partidos. Por ello, me tomaré el atrevimiento de hacer varios filtros.
El primero es seleccionar propuestas presentadas por los candidatos nacionales relacionados con partidas económicas-sociales. El segundo, tarea más complicada, consiste en seleccionar políticas sociales planteadas por partidos jóvenes, calificadas de «utópicas» por oponentes seculares, vigentes en Euskadi desde hace varios años. Os demostraré que son viables, es más, siguen vigentes a día de hoy en el País Vasco.
Vayamos por partes: ¿sabían qué los habitantes del País Vasco disfrutan de una «renta básica» desde hace tres años? Si lo saben dejen de leer, sino, se lo aclaro. La Renta de Garantía de Ingresos (RGI) es una prestación de ayuda económica para personas y familias que no cuenten con ingresos suficientes y corran el riesgo de exclusión social, como parados, pensionistas, inmigrantes, etc. Las cuantías de las prestaciones van desde los 619,18 euros hasta el máximo de 950,04 euros. Una «utopía» estatal implementada sin complejos a nivel regional.
¿Ya está? No, quedan más medidas. Por poner otro ejemplo, Euskadi, en los presupuestos de 2015, destinó el 75,4% a gastos sociales, asignando alrededor de 1.300 euros por habitante a servicios de Sanidad y Educación. Es la comunidad autónoma seguida de Navarra que más dinero presupuestario invierte en ambos servicios sociales.
Además, según un estudio realizado en 2013 por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) en el País Vasco se gastaron en 2013 alrededor de 5.516 euros por residente en ayudas de protección social, 1.500 más que la media nacional.
Otra política llevada a cabo en Euskadi hace unos años y presentada públicamente por candidatos nacionales ha sido la reforma de las SICAV. Las sociedades de inversión de capital variable o SICAV fueron «fusiladas» a tres bandas porel Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE), el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Hamaikabat en 2009.
Hasta esta fecha las SICAV pagaban un 1% en impuestos por sus beneficios. Desde la vigencia de la ley tienen que tributar al 24% como el resto de sociedades. Esta medida ha tenido efectos inmediatos: mientras que en 2009 había más de 200 SICAV registradas en el País Vasco, aunque verdaderamente operativas se contaban en torno a 90, actualmente,no queda ninguna.
En varias intervenciones recientes hemos visto como diferentes candidatos de partidos tradicionales (PP-PSOE) y partidos jóvenes (Podemos-Ciudadanos) han dado su opinión respecto a qué harían con estas sociedades si llegaran al poder.
Por si no se han dado cuenta, los partidos que tallan de descabellada la medida y se niegan a quitar el privilegio del 1% a estas sociedades, son los mismos partidos que en coalición gobernaron Euskadi en la fecha de la aprobación de las medidas presentadas. En Euskadi nuestros políticos han decidido que el dinero que pase por la comunidad, tiene que tributar, sino, es mejor que pase de largo.
Llegados a este punto, me sorprende que los mismos partidos que aprobaron estas medidas en el País Vasco sean los mismos que se niegan a plantearlas a nivel nacional, ¿por qué en una región sí y a nivel estatal no?
Independientemente de las líneas ideológicas, las políticas económicas llevadas a cabo en Euskadi han sido viables. Como moraleja: la tradición debería escuchar ideas frescas para hacer memoria respecto a sus políticas públicas contemporáneas. ¿Es cuestión de ideología o de presupuesto? Hagan sus propias conjeturas, la jornada de reflexión está a la vuelta de la esquina.