En estos momentos, el cuerpo te pediría, una semana más, escribir contra la arrogancia de Montoro cuando afirma que ellos en Madrid no recortarán los sueldos a sus funcionarios, al mismo tiempo que se confirma el drama del déficit fiscal catalán de un 8% del PIB, cuatro veces más que Baviera y Flandes que protestan siendo más ricas; o con la inutilidad de la política de confrontación Reforma-huelga y la necesidad de establecer puentes de diálogo para encontrar empresarios y trabajadores nuevas formas de dirigir y trabajar cooperativamente en las empresas como único camino para no ser arrasados por el tsunami oriental. No hablaremos.
Hablaré de la presentación en Manresa del Camino Ignaciano, cuando faltan diez años para la celebración del 500 cumpleaños de la llegada de Santo Ignacio a la ciudad procedente de Montserrat y donde inspiró su filosofía y su acción. El trabajo elaborado ideado por el profesor americano Chris Lowney y el jesuita catalán Josep Lluís Iriberri diseña un trazado de más de 600 km a recurrir a pie o en bicicleta con un trayecto en gran parte coincidente con el camino de Santiago. Esta casualidad hace que se puedan aprovechar infrastructures y sinergias ya generadas en la anterior legislatura en la puesta en marcha del tramo catalán del Camino que demuestra un éxito creciente. La existencia en el mundo de unos 5 millones de personas que se han movido en el entorno de centros jesuitas hacen de esta propuesta de turismo religioso, o si se quiere espiritual, una buena estrategia por la Catalunya interior. Que va en la buena dirección del turismo sostenible e identitario. No hace falta importar parques temáticos. Necesitamos tematitzar con ítems de la propia tradición cultural, histórica o religiosa y aquí nace el turismo predominante en Europa que es el único que subirá de forma sostenida.
De Loiola en Manresa pasando por Aranzazu, Zaragoza y Montserrat, al turista se le ofrece un viaje en el tiempo en el siglo de la modernidad, de la Reforma y la Contrareforma, del Renacimiento y del Barroco (con todo el legado anterior románico, mozárabe y gótico). Visto desde América, pero de aquí también. Como dijo la Directora General de Turismo, aquí hay producto y hay demanda. Ahora sólo falta que la oferta privada se lo crea y las administraciones públicas inviertan en la mejora de la interpretación/museización de los recursos materiales e inmateriales que se encuentran a lo largo del camino.