Políticos y materiales de construcción
En la política, como en la arquitectura, los materiales de construcción son determinantes
Pocas veces como ahora las palabras, como si fueran piedras, han tenido en política tal impacto de colisión. La experiencia nos dice que para establecer una estrategia de confrontación exitosa, la acción provocada por una parte debe generar una reacción desde la otra parte.
Estos días, la debilidad parlamentaria del Gobierno de coalición está alcanzado su clímax con la puesta en marcha de una estrategia basada en la confrontación e impulsada por subidas de tono de Podemos, Vox y el PP.
La estrategia de la provocación de Pablo Iglesias, más allá de la prolongación del estado de alarma conseguido en la última votación del pasado miércoles, ha conseguido el efecto deseado.
Al PP y a Vox se les invita a entrar en la ilusión de una confrontación legítima cuando solo es una escaramuza para reducir el ámbito de debate parlamentario a aspectos irrelevantes para la suerte de España como ayer se puedo ver el debate parlamentario.
Las disculpas de Iglesias en la comisión de la reconstrucción son importantes en la medida de que se sostengan en el tiempo. Las descalificaciones personales entre Iglesias y Cayetana Álvarez de Toledo reducen los espacios de debate a simples trincheras y desdibujan los logros políticos de unos y otros.
Al arrojar piedras y no ideas, la opinión pública solo se interesa por las heridas y no por los motivos que las provocaron, que nada tienen que ver con la política.
La percepción de parálisis política que tienen los ciudadanos no se debe tanto a la falta de iniciativas
El arquitecto Josep M. Jujol fue capaz de construir el Teatro Metropol de Tarragona con marcos de puertas, ventanas y objetos que la gente abandonaba en las calles. Creó una arquitectura basada en el reciclaje.
Lo hizo con honestidad. Con la misma honestidad, la obra fue posteriormente restaurada por el arquitecto Pepe Llinás. Hoy, el teatro Metropol de Tarragona sigue siendo una de las obras más singulares y bellas de la arquitectura modernista.
Sin embargo, el Palacio de las Artes de Valencia, obra de Santiago Calatrava que costó 487 millones de euros, sufrió un lamentable deterioro que provocó diversas patologías, la fachada empezó a agrietarse y la cubierta se deformó. Parte de la cubierta acabó desprendiéndose y finalmente tuvo que ser retirada.
En la política, como en la arquitectura, los materiales de construcción importan, son determinantes. Lo hemos podido constatar durante estas últimas semanas al observar cómo se desprendía la cubierta de las iniciativas impulsadas por el Gobierno.
La percepción de parálisis política que tienen los ciudadanos no se debe tanto a la falta de iniciativas, sino a la forma en que son debatidas. Lo que se percibe no es el polvo que desprenden las grúas al mover un pilar sino el polvo que se esparce en el aire tras la demolición de un edificio.
La recuperación económica de España depende cada vez más de tres factores: cómo se conduce la negociación económica con la Unión Europea, que presidirá Alemania a partir del 1 de julio; la estabilidad en el seno del Gobierno español, y la forma de afrontar los debates políticos en el parlamento para alcanzar mayorías.
Estos tres factores deben abordarse para establecer una salida controlada de la crisis de la Covid-19 y precisan la iniciativa de arquitectos/políticos honestos y utilizar materiales de construcción fiables que permitan garantizar a los ciudadanos sentirse seguros y avanzar hacia una recuperación económica edificada sobre cimientos bien calculados.