Políticos irresponsables, estrategias temerarias

Más allá de las matemáticas parlamentarias, las empresas abandonan el Reino Unido

La semana pasada puso de relieve la división en el Reino Unido y en la Cámara de los Comunes respecto al brexit.

Después del segundo rechazo, 391 diputados contra 242, de la Cámara de los Comunes al plan negociado por Theresa May con la Unión Europea para acometer el brexit antes de la fecha tope de 29 de marzo, mayorías considerables votaron contra una brexit duro sin acuerdo, 321 contra 278, y a favor de solicitar una extensión de las negociaciones del gobierno británico con la Comisión Europea, 413 contra 202.

Theresa May ha gestionado de manera pésima su estrategia para que la Cámara de los Comunes apoyara el acuerdo

Pero la debilidad de May quedó en evidencia porque una mayoría de diputados del Partido Conservador votó por segunda vez contra el acuerdo de la primera ministra. Incluso doce ministros y secretarios de estado (incluyendo el ministro de Brexit) del gabinete de May no se sumaron a los diputados del Partido Laborista, de Partido Liberal Demócrata, del Partido Nacional Escocés, Partido Nacionalista Galés y Partido Democrático del Ulster -DUP, de Irlanda del Norte– descartando un brexit duro.

Theresa May ha gestionado de manera pésima su estrategia para que la Cámara de los Comunes apoyara el acuerdo concluído con la UE en diciembre de 2018. Conocedora de la oposición de muchos diputados de su grupo parlamentario a un acuerdo, debió buscar la complicidad del Partido Laborista y otros partidos más pequeños que se oponen a un brexit duro para forjar una mayoría.

El acuerdo alcanzado por May con la Comisión es razonable y equilibrado en los capítulos de los derechos de los ciudadanos de la UE en el Reino Unido y de los británicos en la UE y la factura de 40.000 millones de euros que debe pagar Londres.

May acudirá al Consejo Europeo del 21 de marzo para intentar arrancar más concesiones de última hora

Pero el gran escollo continua siendo el mecanismo -llamado backstop– pactado para evitar que se levante una frontera física entre Irlanda del Norte – que con el Reino Unido abandonará la UE – e Irlanda necesaria para asegurar que bienes y personas que no cumplen los requisitos necesarios entren en el mercado común de la UE procedentes de Irlanda del Norte.

Los partidarios del brexit temen que el Reino Unido no pueda abandonar el mercado común. May y su fiscal general intentaron superar dicho problema introduciendo una enmienda que permitiría recurrir a la Convención de Viena – que regula asuntos de relaciones internacionales – para alegar circunstancias extraordinarias y descartar el backstop.

Pero los diputados partidarios del brexit en el Partido Conservador se asemejan a un hipotético capitán y tripulación de un transatlántico que se dirige hacia un iceberg y prefiere acelerar la velocidad en lugar de cambiar el rumbo.

May acudirá al Consejo Europeo del 21 de marzo para intentar arrancar más concesiones de última hora para someter su plan por tercera vez a los Comunes. Presionará a los 75 partidarios del brexit duro y algunos del partido Laborista que votaron contra su plan.

Corbyn propone que el Reino Unido pacte una unión aduanera con la UE

May argumentará que la prórroga que pedirá a la UE hasta el 30 de junio para alcanzar un acuerdo puede posponer el abandono del Reino Unido potencialmente hasta finales del 2020 y obligará a que participe en las elecciones al Parlamento Europeo de finales de mayo, siga contribuyendo al presupuesto de la UE pero perdiendo su voto en sus instituciones.

El tercer intento en los Comunes parece destinado al fracaso a menos que May logre convencer a dichos diputados. La posición de la primera ministra se ha debilitado mucho, pero los diputados del Partido Conservador siguen temiendo más unas elecciones anticipadas que probablemente ganaría el partido Laborista, encabezado por Jeremy Corbyn, a la falta de disciplina en el gobierno y su propio grupo parlamentario.

Corbyn, por su parte, propone que el Reino Unido pacte una unión aduanera con la UE. Dicho mecanismo de integración comporta la existencia de un arancel exterior y una política comercial común. Otros sugieren el modelo noruego, mediante el cual el país escandinavo participa en la libertad de movimiento de bienes, servicios, capital y trabajadores del mercado común de la UE pero tampoco tiene representación ni voto en sus instituciones.

EN MANOS DE HUNGRÍA Y POLONIA  Personajes demagogos como Nigel Farage, ex líder del partido UKIP, intentan convencer a los gobiernos populistas de derechas de Polonia y Hungría para que veten la prórroga

EN MANOS DE HUNGRÍA Y POLONIA

Personajes demagogos como Nigel Farage, ex líder del partido UKIP, intentan convencer a los gobiernos populistas de derechas de Polonia y Hungría para que veten la prórroga

 

 

Si Corbyn fuera un estadista, hubiera obligado a sus diputados a votar por el plan de May. Pero prefiere que May y los Tories sigan desgastándose antes de apoyar el acuerdo, que despejaría gran parte de la incertidumbre a la que se enfrentan las empresas y ciudadanos tanto británicos como del resto del mundo que mantienen relaciones con la quinta economía del mundo.

La opinión pública británica está dividida, confundida y agotada. Algunos partidarios de un Brexit suave venden un supuesto acuerdo provisional mediante el cual no se aplicarían aranceles sobre el intercambio de bienes ni controles sobre las personas entre la Unión Europea y el Reino Unido pero Londres no podría iniciar negociaciones de tratados comerciales con terceros países.

De hecho, esto es lo que sucederá de acuerdo con la legalidad vigente en caso de prórroga del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que estipula el procedimiento para la salida de un estado miembro. La UE debe aprobar por unanimidad de sus otros 27 miembros dicha prórroga para que se pueda seguir negociando después del 29 de marzo.

Personajes demagogos como Nigel Farage, ex líder del partido UKIP -Partido por la Independencia del Reino Unido-, intentan convencer a los gobiernos populistas de derechas de Polonia y Hungría para que veten la prórroga.

Hartos del brexit

Pero dichos países son receptores netos de unos presupuestos de la UE cuyas grandes líneas para el periodo 2021-2027 -las perspectivas financieras)- se empezarán a negociar este año. El Consejo y la Comisión están hartos del caos provocado por las negociaciones del brexit en Londres, pero dispuestos a seguir negociando si May y/o los Comunes especifican el periodo concreto del diálogo y una opción realista que pueda lograr una mayoría en Westminster.

Londres seguramente optaría por solicitar una prórroga hasta el 30 de junio. Pero la UE tiene una agenda repleta de temas de calado que debe abordar: las elecciones al PE y la constitución de la nueva Comisión; la negociación de los mencionadas perspectivas financieras; en el frente externo tratados de comercio con Mercosur, India y China cuya conclusión aún no se vislumbra; y la posible imposición de aranceles por parte de EEUU sobre la exportación de vehículos de la UE.

El gobierno español, por su parte, actuó con responsabilidad al garantizar los derechos de los ciudadanos británicos que residen en nuestro país en caso de un Brexit duro que ahora se ha descartado.

Mientras los políticos británicos siguen discutiendo, las consecuencias sobre la economía y ciudadanos se acrecientan. El crecimiento del PIB del Reino Unido del 1,4% en 2018 fue el más bajo desde 2009. En el cuarto trimestre se ralentizó el crecimiento hasta un 0,2%.

El gasto público y el consumo sumaron al PIB, pero las exportaciones restaron. La oficina de responsabilidad presupuestaria del Reino Unido –OBR- rebajó su pronóstico de expansión del PIB de 1,6% a 1,2% en 2019. Forbes en septiembre de 2018 reveló que 75 de 222 empresas estudiadas habían anunciado públicamente su intención de transferir parte o la totalidad de sus actividades del Reino Unido a la UE.

Las pérdidas del brexit

La Small Business Company británica ha elaborado un sofisticado índice que calcula las pérdidas debidas al brexit. La cifra total el 11 de marzo era de 217,869 trabajos perdidos, que hubieran generado 7.308.990 millones de euros de ingresos fiscales.

Los sectores más afectados son el automovilístico, el de transportes, alimentación y bebidas y construcción. La lista de empresas que ha tenido que sacrificar empleos debido a Brexit es muy amplia y en algunos sectores — financiero — abarca a la mayoría de multinacionales del sector.

Entre las más conocidas están Ford, Nissan, Honda, Jaguar Land Rover, Daiwa, Delphi en el automovilístico; JP Morgan, Bank of America, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Lloyds, Barclays, RBS, Credit Suisse, UBS, Deutsche Bank, Société Générale, BNP Paribas, Crédit Agricole y Nomura en el financiero; Coca Cola, Nestlé, Sainsbury’s, Diageo y Tesco en el de alimentación y bebidas; Airbus, General Electric, Hitachi, Pfizer, GSK, DHL, Muji, Dyson, y Clarks y Primark.

Algunas además han trasladado su central del Reino Unido a la UE, han establecido una filial u oficina en la UE o han transferido parte de sus operaciones y personal a Europa. Un estudio de Cambridge Econometrics pronostisca que en caso de brexit duro el Reino Unido perdería medio millón de empleos y 58.500 millones de euros en inversiones en el horizonte cronológico de 2030

Hasta finales de marzo los diputados responsables en la Cámara de los Comunes deberían aportar dichas cifras y no especular con estrategias políticas a corto plazo.

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