Recuerdo bien como en marzo de 2000 en Buenos Aires, durante una breve estancia, percibía perfectamente la enorme diferencia de precios entre la España de la peseta y la Argentina del peso (en aquel momento con valor de dólar). Todo era mucho más caro que aquí (entonces estimé un 20%) y no lo entendía. Nuestra economía no podía ser tan distante, sólo por la voluntad del gobierno argentino de mantener la tasa de cambio de la divisa argentina (el peso) sobrevalorada interesadamente.
El gobierno lo pagó caro y plegó de forma dramática después de la grave situación provocada devaluando un 40% la moneda y provocando el corralito: los argentinos no podían disponer del dinero ahorrado, pues en realidad aquel dinero eran poco más que humo. La palabra corralito se ha quedado instalada para indicar el miedo por la pérdida de los ahorros, cómo hemos visto ahora con la noticía de la caja rural en el pueblo de l’Aldea en el Baix Ebre.
La capacidad del país andino a la resistencia después de casi romperse y volver a su forma original, a pesar de sufrir presiones y soportar grandes traumas, demuestra una gran resiliencia, que no se puede explicar por una única razón. Han pasado muchas cosas desde entonces en el sistema productivo, financiero y en el gobierno.
Ahora la presidenta Cristina Fernández de Kirchner expropia a Repsol el 51 % de las acciones que tenía desde los años 90 de YPF. La Caixa, que tiene casi el 13 % del capital de Repsol, dice que no ha hecho ningún tipo de provisión porque dotar internamente por esta expropiación sería dar la razón a la presidenta.
Esto es una buena señal en la posición negociadora inicial. Esta negociación será larga e incierta. La aplicación de los términos que hemos escuchado estos días, como «justo«, «legal» y «equitativo» tendrá muchas versiones. Ahora empieza un largo proceso de negociación, con muchos factores a tener en cuenta. Destaco cuatro:
-El primero es la débil economía española. Sólo faltaba esta noticia para empujar un poco más la Bolsa hacia abajo y también la poca confianza que hay sobre nuestra economía y en consecuencia nuestras empresas. España estaba mejor hace 12 años que Argentina (a pesar de la explosión inmediata de las punto como) y ahora la posición negociadora no podrá soportar medidas que puedan debilitar la economía. Habrá que analizar la importancia e impacto de las primeras medidas anunciadas sobre el cierre de las importaciones de soja y de bio-diesel a Argentina.
-El segundo es la posición de Repsol. Antes de su expropiación estaba en contacto con Sincopec (compañía de petróleo china con la que colabora en Brasil) por su venta. Repsol reclama 8.000 millones de euros al Gobierno argentino.
-El tercero es la situación económica de Argentina, donde algunos comentaristas ya hablan de una crisis económica encubierta. Se dispara otro vez el endeudamiento de las clases medianas basado en las expectativas de crecimiento que el FMI proyecta en el 4,2% para 2012. Las exportaciones argentinas en China se triplicaron en febrero respecto al año anterior llegando a las 66.300 toneladas. Argentina exporta más soja que Brasil en China.
-El cuarto es el populismo de los gobernantes argentinos. Néstor Kirchner cuando era gobernador de Santa Cruz y su señora, aprobaron la privatización de YPF. Ahora el gesto de la presidenta de traer una copia del decreto de expropiación a la tumba de su marido, dice mucho de su manera de hacer política. El porcentaje actual de YPF sobre el total de los recursos petroleros es más bajo que cuando se privatizó: en 1997 controlaba el 43 % de toda la producción y ahora el 34 %. Por tanto, el argumento nacionalista del Gobierno pierde valor.
Economista y Profesor UAB