Podemos, un frente popular a corto plazo

La irrupción de Podemos, desde las elecciones europeas de 2014, ha cambiado la política española. Es una evidencia. Pero el elemento fundamental es que sus dirigentes son profesores de ciencia política. No son referentes en el espacio académico, pero han articulado un plan, muy ideologizado, para aplicarlo a España en los próximos años.

Siguen pensando en la transición, y en el papel en aquel momento del PSOE, y del PCE. Creen que los partidarios de la ruptura abandonaron el barco de forma prematura, y que la oligarquía franquista se adaptó y siguió manejando los hilos. Aceptan que hubo transformación, y mejoras para la sociedad española, pero mantienen la idea de que es necesario un vuelco radical. Pablo Iglesias lo demuestra en cada una de sus intervenciones, y en su admiración por líderes como Julio Anguita, que receló del PSOE hasta tal punto que, quisiera o no, acabó colaborando con el PP para arrebatar el poder a los socialistas.

Todo esto es importante de cara a las elecciones del próximo domingo, para entender que Podemos planteará una oferta a los socialistas que será muy generosa, con el objeto de dejar en evidencia a la dirección del PSOE.

El horizonte de Pablo Iglesias no se sitúa en la próxima legislatura, sino a lo largo de los próximos cuatro años. Y lo que espera es que el PSOE acabe negociando con el PP, y se establezca una especie de gran coalición, que puede adoptar diversas maneras, también con el concurso de Ciudadanos. Por eso la situación, ya no de Pedro Sánchez, sino de todo el PSOE, es tan delicada.

Anguita suele hablar claro. Y lo ha hecho en los últimos meses. En una entrevista en El Periódico, en mayo, constataba sus deseos. «Si fuésemos los segundos, sería magnífico. Ellos tendrían que unirse (PP-PSOE), si somos la segunda fuerza. Y ya está. Se unirán». Posteriormente, para Anguita, Podemos podría ensanchar su base para ganar influencia social. Entonces la formación resultante de la fusión entre Podemos e Izquierda Unida, «con la pata política y la pata cívica a los cuatro años estamos en el gobierno».

El objetivo es aguantar en la oposición, con la idea de alcanzar el BOE y tener a la ciudadanía «en pie de guerra». Pedía Anguita en la entrevista que no se malinterpretara esa expresión: «Cuando digo guerra que nadie se asuste, con conciencia». Para el PSOE le reserva un papel de comparsa. Podemos cree que los socialistas se acabaran sumando, cuando se den cuenta de que están ya en una posición secundaria. Ese es el proyecto de la cúpula de Podemos, asesorados por hombres como Julio Anguita. Se trata de un plan para alcanzar el poder, se trata de una estrategia para formar un frente popular en España. Así de sencillo.

De ahí la importancia de que el PP, el PSOE y Ciudadanos sepan llegar a acuerdos transversales, que permitan la alternancia política en España, pero también la colaboración. Y hasta ahora esa idea no se ha sabido trasladar. Sólo se ha producido, y es importante, un acuerdo de gobernabilidad entre el PSOE y Ciudadanos, que los dos partidos creen que ya no sirve.

Falta ver el esfuerzo del PP, y el mensaje que difunde en los últimos días de campaña. No basta con exigir que se respete que se deje gobernar al partido con más escaños, porque de lo que se trata, y así lo marca la Constitución, es de lograr una mayoría en el Congreso, como ha recordado Jordi Sevilla, y han tergiversado los propios dirigentes del PP.

Algunos prohombres de las finanzas, y de las grandes empresas en España y Cataluña han visto esa operación de Iglesias. Consideran que Mariano Rajoy podrá gobernar en minoría, pero por un plazo exiguo. Y que ese frente popular se irá acercando. La visión está bien, y es importante tenerla. Pero, ¿alguien se anticipará para lograr, de verdad, un gobierno estable, eficaz, sin personalismos, que se atreva a gestionar los problemas de España de cara a la próxima década?