Podemos es como todos

Ya no sorprende que la respuesta crítica a Podemos se base en actuaciones personales irregulares y que al mismo tiempo Pablo Iglesias vaya reduciendo su exposición mediática. Para los cientos de miles de ciudadanos que creyeron que Podemos debía ser otra cosa por contraste con la vieja política, irá llegando el momento de sospechar que Podemos es como todos los demás. Y no porque todo esté podrido sino porque es entre la estabilidad y los bandazos que una democracia como la española ha ido asentándose aunque en algún momento todo parezca tambalearse.

Es sintomático del extravío político-mediático que la crítica a Podemos sea de anécdota y no de argumento. Por desenfocadas que sean las no-soluciones que propone Podemos, no es acertado caricaturizarlas porque la ciudadanía seguiría sintiendo la falta de argumentos en defensa de otra nueva política, de las reformas posibles de la democracia, de las políticas económicas factibles, del sentido clásico de la libertad.

 
Responder a la demagogia con demagogia es un error muy grave y no lo pagan los políticos sino los ciudadanos

En fin, responder al populismo con anecdotarios y no con dialéctica puede salir caro a la política que sigue sin reconocer la urgencia de regenerarse. Precisamente cuando sería hora de que los partidos políticos diesen ejemplo de transparencia y conexión social, sus portavoces cada vez son más demagógicos y vulgares. Responder a la demagogia con demagogia es un error muy grave y no lo pagan los políticos sino los ciudadanos.

Al fin y al cabo, ¿es que nadie se atreve a defender las virtudes del bipartidismo en la historia reciente de España? Precisamente el objetivo del populismo es liquidar el modelo de alternancia entre centro-derecha y centro-izquierda. Los eurófobos británicos, por ejemplo, van ganando terreno entre “tories” y laboristas”. En Francia, el centro-derecha no tiene líder y el Frente Nacional avanza sin freno. En Grecia, el populismo antisistema puede llegar al poder. En España, las encuestas son el asombro de todos los días.

No sabemos si eso acabará siendo una mutación o una readaptación. Depende en buena parte de lo que sean capaces de demostrar los partidos de siempre. Acabaría siendo insólitamente frágil una democracia representativa que quedase pasiva ante el irrealismo del anti-sistema que recurre a la infamia chavista por falta de ideas propias.

Va a comenzar un año electoralmente muy agitado. Sabemos que, por desgracia, no son circunstancias favorables a la reflexión pública. Cuando más falta haría, resulta que el pequeño Nicolás se convierte en líder de audiencia televisiva. Incluso desde la tesis de que Podemos es un fenómeno de sube y baja, como lo fue Beppo Grillo en Italia, tomárselo a cachondeo es una irresponsabilidad político-mediática de efecto contraproducente para el propio statu quo. Lo que corresponde es regenerar profundamente el statu quo. Difícilmente puede fortalecerse la democracia representativa si los ciudadanos asumen la sugestión de que nadie les representa.