A veces, la actualidad te desborda, se desboca como un caballo sin freno y atropella todo lo que le sale al paso, sean pactos, declaraciones, análisis y hasta la propia hemeroteca de unas horas antes.
Si en el anterior episodio –Murcia, la mecha; Madrid, la explosión– ya les advertíamos de que la iniciativa de Cs de romper el gobierno que tenían con los populares en Murcia provocaría un corrimiento de tierras que podría hacer temblar los cimientos de la propia Moncloa, en este nuevo episodio sólo hemos tenido que constatarlo.
A esa moción originariamente en clave estrictamente murciana, le siguió la ruptura del gobierno de la Comunidad de Madrid -y esto, sin minusvalorar nada, ya son palabras mayores- y como colofón, hasta ahora, la salida de Pablo Iglesias del Gobierno que lidera Pablo Sánchez, una decisión que tiene muchas más lecturas de las que seamos capaces de imaginar.
Con su marcha de La Moncloa, Iglesias da un golpe a la coalición que hasta este momento defendía, mueve los focos políticos a la Puerta del Sol y elige él un nuevo campo de batalla insospechado desde donde relanzar su marca personal. Todo, si le sale bien, claro.
Curiosamente, los hechos de estos últimos días parecen dar la razón a ese dicho de que la realidad supera la ficción. ¿Quién nos iba a decir que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez estarían escribiendo un guión que superaría de largo a su serie favorita: Baron Noir?