Pensiones: Nadie dice la verdad
Pensiones: Nadie dice la verdad. Y es una lástima porque si nos acostumbráramos a hablar de lo que sabemos y a decir sólo la verdad habría un gran silencio que podríamos aprovechar para estudiar, tal y como decía Gracián.
Los políticos. Es sobre quienes recae la mayor parte de un problema que ni entienden, y si lo entienden no quieren decir la verdad, porque perderían votos. En España hemos tenido 19 Ministros de Sanidad en 38 años. La media sale exactamente a 2 años por ministro. Alguno de ellos ha durado menos de 6 meses con vacaciones de Navidad por el medio.
La razón para nombrarlos responde más a equilibrios territoriales y de partido que a conocimientos de la materia o de gestión. Todos toman posesión con las mejores intenciones y deseos e íntimamente convencidos de que serán lo (o la) Ministro/a que dejará impronta y que grabarán su nombre en letras doradas al vestíbulo del ministerio. Pero no pueden.
Si hacen lo que los informes de los expertos recomiendan (y lo que conviene a largo plazo) el Presidente del Gobierno les tirará de las orejas. Por lo tanto optan por seguir adelante. Si la crisis del sistema se tiene que producir en 2030, ellos saben que ya no serán ministros. Por lo tanto, ¿por qué preocuparse? Ya se lo encontrará el Ministro de entonces.
Expertos y especialistas en la materia. Estos sí que dicen UNA verdad, pero en todo caso dicen SU verdad. Los profesores (como yo), por ejemplo, se lo miran con una perspectiva aséptica, sin demasiados encorsetamientos ideológicos, pero con la soberbia de la pátina que da el mundo académico y que se mira a los individuos como elementos que aportan o quitan flujos del fondo de pensiones. «¡Esto es lo que hay!«.
Los técnicos de la Seguridad Social, antes de la INSALUD, están acostumbrados a la indiferencia, llevan años haciendo recomendaciones al Ministro de turno, al Congreso, a los partidos políticos, etc… sobre lo que se tiene que hacer y no se hace (internet está lleno).
Al final, han optado por no opinar si no se les pide, y cuando lo hacen, escriben con el escepticismo de los que saben que ningún político tendrá pimientos para hacer aquello que haría falta. Por eso optan por recomendar que se haga alguna reforma aunque que sea mínima. No la que conviene realmente.
Los expertos adscritos a los partidos políticos, entidades aseguradoras y/o de ahorro, no hace falta que decir que no tienen las manos limpias para escribir nada que el logotipo que los precede no haga previsible. Todos ellos tienen un estómago agradecido que hay que alimentar 3 veces al día.
Pensionistas. Los de las rentas bajas, las pensiones no contributivas, y los ex autónomos con cotizaciones mínimas, tienen un comportamiento similar al de los futuros pensionistas. Tienen familiares en la anterior situación y si a ellos ya les pagan una miseria de pensión, imaginad que pasaría si les aumentan los recortes.
Los ex trabajadores con pensiones máximas, que provienen de rentas medias altas, de posiciones directivas, cuadros intermedios, o altos mandos, y que han tenido alguna responsabilidad de gestión se lo miran con pesimismo. Saben que 2 2 son 4. Y al sistema de pensiones hace tiempo que no llegan nuevos cotizantes con rentas altas, y los nuevos que llegan son mileuristas. Por lo tanto, el sistema recibe menos dinero.
Por otro lado, cada vez se jubilan más personas como ellos, o que han cotizado durante muchos años y apuntan a pensiones medias y altas, que hacen crecer cada año el déficit del sistema (que a estas alturas está en unos 10.000 euros, pero si se mira de forma estricta sería de 40.000… y ¡aumentando!
En fin, que tenemos una población que no quiere escuchar la verdad, y unos políticos que sólo piensan en el corto plazo y que no quieren de ninguna forma perder un solo voto. Y el resto hace lo que le va mejor. Y así, sin nadie que acabe de poner orden, algún día esto estallará. Y todos nos lamentaremos… y culparemos a los ¡OTROS!