Pedro Sánchez, la defensa serena de España

Pedro Sánchez busca ser el hombre puente entre la España de la transición y la España del siglo XXI

La política que dibuja Pedro Sánchez con sus actuaciones está basada en no perder de  vista que llegó al poder para ganar las próximas elecciones y mostrarse fiable a los poderes que mueven la economía.

Para ganar las elecciones, es sabedor que debe conseguir que la izquierda más motivada y también la más anti moderna, la que vota a Podemos, acabe votando el PSOE.

Se hace necesario abrir la tumba de Franco, eliminar la obligatoriedad de la asignatura de religión en las escuelas o mostrase públicamente muy crítico con la resolución sobre las hipotecas dictada por el Tribunal Supremo.

Pedro Sánchez pretende recuperar gran parte de los votos que se marcharon a Podemos en las últimas elecciones

Sabe que para ganar las próximas elecciones debe recuperar una gran parte de votos que acabaron apoyando a Podemos en las anteriores elecciones. La doctrina dice así: si son capaces de hacer la política basada en gestos simbólicos que utiliza Podemos, volverá gran parte del electorado que se marchó del PSOE.

El otro eje de actuación para consolidar el liderazgo de Pedro Sánchez se basa en mostrarse como un hombre de estado que puede aparcar, por un cierto tiempo, sus íntimas convicciones de paz, justicia social y defensa decidida de la unidad de España.

Pedro Sánchez debe perfeccionar su estrategia si quiere aprobar los presupuestos y convocar elecciones el año que viene

Primero hay que apaciguar gradualmente la ventisca independentista con gestos y actuaciones basadas en el diálogo, que la mayoría de los catalanes desean para acabar, con las consecuencias de la proclamada y la vez no proclamada República catalana. 

Por último, debe mantener una defensa decida y nada ambigua a favor de la monarquía española ante la ascensión del republicanismo nostálgico que prende en el ánimo de una buena parte de españoles, que siguen viendo al Rey de España como continuador del franquismo.

La política de Pedro Sánchez se basa en el aforismo clásico “de noche sueño con ser pájaro y de día soy cazador”.

Las armas deben ser vendidas a Arabia Saudí; debe crear un rápido contra fuego para que no se queme la banca con la impopular decisión, pero necesaria, de no gravar económicamente a los bancos dictada por el Tribunal Supremo sobre las hipotecas.

Se avecinan menos hipotecas y más caras. En la imagen, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. EFE/Ballesteros

un cambio tranquilo

La política de razón de estado e ilusión social de Pedro Sánchez deben garantizarle ganar en votos y escaños las próximas elecciones

La estrategia política de Pedro Sánchez debe ser perfeccionada si quiere aprobar los presupuestos y convocar elecciones a finales de octubre, antes de que la tormenta de una nueva crisis económica toque a las puertas de los españoles y, principalmente, a aquellos que representan la amplia clase media. 

Pedro Sánchez, conocedor de la importancia que supone disponer de tiempo y de estabilidad económica para afianzar el poder, ha reivindicado en muchas ocasiones su voluntad de encarnar la necesaria “defensa serena” de España.

Sabedor de que los españoles no quieren sólo más España sino una España mejor, nuestro actual presidente pretende orientar el cambio tranquilo, o fuerza tranquila, que consolidó en el poder al ‘brujo’ François Mitterrand.

Busca ser el hombre puente entre la España de la transición y la España del siglo XXI. La defensa serena de España que quiere impulsar se basa en no disimular que puede defender los intereses económicos a la vez que lucha por mayor justicia social.

La España que pretende Sánchez

Su victoria se basa en poder confrontar los dos últimos años de Mariano Rajoy con su año al frente del gobierno de España. Su política de razón de estado e ilusión social deben garantizarle ganar en votos y escaños las próximas elecciones, pero también conseguir el apoyo post electoral de fuerzas políticas como Podemos, ERC, PNV y PDeCAT.

La España serena de Sánchez frente a la España sobreactuada de Pablo Casado, frente a la España rota de los independentistas, frente a la España zigzagueante de Albert Rivera, frente a la España justiciera de Pablo Iglesias.

El proyecto que debe impulsar Pedro Sánchez tiene que afrontar las exigencias de Europa y las íntimas aspiraciones de muchos españoles, que sólo piden que el precio a pagar por una España mejor no sea apostar por saltar al vacío.