Para sentarse a aplicar tecnología hay que conocerla
Existe en nuestro país una querencia por poner en práctica planes y herramientas sin tener experiencia alguna; en la tecnología no iba a ser distinto
En este momento se me vienen a la memoria unas cuantas frases que -aunque bastante manidas- no dejan de ser extremadamente representativas: “Manolete, si no sabes torear para que te metes” o “consejos vendo que para mí no tengo”.
Poco se habla de la cantidad de pseudo profesionales de todo o más bien, maestros de nada que dedican toda una vida a dar consejos sobre temas que a duras penas tienen cogidos con pinzas o sobre materias que simplemente estudiaron en su carrera universitaria, pero que jamás han puesto en práctica.
Un gran número de entendidos prometen soluciones de amplio espectro para problemas que no han analizado
Intento hablar de esa querencia que existe en nuestro país por opinar e incluso por poner en práctica planes, herramientas, teorías o sistemas sin tener experiencia alguna en ese campo.
En el variopinto mundo de la tecnología no iba a ser distinto y es justo aquí donde aparecen gran número de entendidos que prometen sin análisis previo soluciones de amplio espectro a problemas concretos.
Deberíamos huir de estos sujetos mesiánicos que aplican soluciones mágicas y muy caras que prometen la cura de todos los males habidos y por haber.
Como pasa en casi todos los órdenes de la vida, la tecnología simplemente hay que conocerla para poder aplicarla. Todo ello en conjunto supone el desarrollo de un esquema que comienza con sentarse delante de los procesos de la empresa.
Aplicar la tecnología a la empresa, paso a paso
Después de que nos hayamos sentado un buen rato a observar, viene el momento de volver a sentarse, esta vez con las personas representativas implicadas en todos y cada uno de los procesos susceptibles de ser tecnologizados.
Lo más difícil para aplicar soluciones tecnológicas es encontrar personas colaborativas dentro y fuera de la empresa
Luego de haber realizado estas dos fases viene el momento de anotar los requisitos y las necesidades de la empresa de manera exhaustiva, con la precaución de que tenemos debemos ser escrupulosos y no pasarnos de frenada con el presupuesto tecnológico, lo que nos llevaría a caer en la tan temida y ruinosa tecnolujuria.
A partir de este momento todo fluye más fácilmente, ya sabemos lo que necesita la empresa para mejorar sus procesos y eso simplemente es algo maravilloso.
Aplicar tecnología es tan fácil como seguir estos pasos, lo más difícil es encontrar personas dentro o fuera de las empresas que nos ayuden a hacerlo de manera optimizada y sostenible y que sean acreedores de la honradez necesaria y suficiente para llevar este barco a buen puerto.
En cualquier caso y para finalizar mi recomendación hay que volverse a sentar y ponerse a buscarlas porque como decimos en mi Galicia querida, Habelas hailas, solamente hay que encontrarlas.