Panorama tras el fin de ciclo electoral

Tras la doble vuelta electoral: buen resultado para Sánchez y premio de consolidación a los demás

La segunda vuelta electoral no ha modificado en lo sustancial lo apuntado en la primera. SI lo recuerdan, según el CIS de TezanosPedro Sánchez se aprestaba a arrasar con la conquista de la comunidad de Madrid y el mantenimiento de la izquierda en el Consistorio. En vez de eso, se ha tenido que acudir a papá Macron a pedirle árnica para que C’s no le deje sin atributos de mando capitalinos.

Vano intento. Mero maquillaje. El equilibrista mayor del reino amaga con decantarse un poco hacia la derecha de C’s a fin de que desde su izquierda no tiren demasiado de él.

En materia de economía, la legislatura dependerá del ciclo global y de la guerra comercial

El ciclo electoral ha afianzado al PSOE en el poder, pero también ha dado a su líder la excusa para no dedicarse a otra cosa que a su especialidad de funambulista.

Pronóstico: al final de la legislatura que ahora empieza estaremos, en lo político, más o menos como al principio. En la mediático, sin novedad en el frente único.

En lo social, si la suerte de los mercados acompaña a la benevolencia europea, tal vez las coses mejoren un poco. En lo económico, depende del ciclo global y del posicionamiento europeo en la dura batalla entre el nuevo Oriente chino y el Occidente americano.

Pablo Casado gana Madrid por partida doble, pero no compensa su caída en las generales

En el fondo, a Sánchez ya le ha venido bien que el resultado de la segunda vuelta contradijera a Tezanos. Así no tendrá que esmerarse, revestirse de estadista y liderar complejísimos cambios y reformas.

Entre la derecha que amenazará sin pausa desde el doble bastón capitalino y un Podemos debilitado y sin perspectivas de remontar, las excusas están servidas: a templar gaitas, pasar la maroma y esperar que la batalla cainita de las derechas dure tanto que le permitan volver a ganar dentro de cuatro años.

A veces, la historia se acelera y otras veces se ralentiza. Que hayamos vivido una sucesión vertiginosa de acontecimientos de gran calado no significa que la película siga proyectándose a cámara rápida. Tampoco lo contrario, claro, pero es lo más probable.

Buen resultado para Sánchez y premio de consolación para todos los demás. Si acieta tejer las alianzas naturales, Pablo Casado gana Madrid por partida doble, lo cual no compensa pero palia su más que desastroso resultado en las generales.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, en un mitin en Navarra el 17 de mayo de 2019. Foto: EFE/JD

ha perdido fuelle

La doble vuelta electoral ha colocado a C’s en una posición de inferioridad, en vez de seguir avanzando hacia el sorpasso al PP

Como nadie parece tener interés, por lo menos inmediato, en substituirle –esperan para eso a que la combustión sea completa y no queden de él ni las cenizas— Casado puede proseguir al frente de su partido.

Misión, no imposible pero sí titánica, sostener a Albert Rivera el pulso por el liderazgo de la oposición. Lejos de seguir avanzando hacia el sorpasso, Rivera ha perdido fuelle.

Eso coloca a C’s en una posición de inferioridad. Ahora ya no amenaza como antes la hegemonía del PP pero es un socio imprescindible para cualquier aspiración de la derecha.

La batalla de las derechas va para largo y no va a ser cosa de dos sino de tres

Lo que previsiblemente no hará, salvo error de bulto, es picar el anzuelo –por otra parte y como hemos apuntado ficticio— de Pedro Sánchez. Rivera paso su Rubicón, desde el centro a la derecha pura y no está en condiciones de volverse atrás. En este sentido, el PP, gracias su experiencia y solera, tienen mayor margen de maniobra y zigzagueo, ora hacia Vox, ora hacia C’s.

La batalla de las derechas va para largo y no va a ser cosa de dos sino de tres. Por más que Sánchez haya ganado con claridad las Europeas y en ellas la suma de las derechas quede lejos del resto y de las izquierdas, y por muy atrás que hayan quedado C’s y Vox respeto del PP en los mismos comicios, la lucha es cosa de tres y no ha hecho más que empezar.

En este sentido, pueden resultar entretenidos, cuando no bochornosos, los rifirrafes que van a sucederse en las administraciones local y autonómica de Madrid. Una vez rechazado el cordón sanitario a Vox per parte de C’s, los tres se han condenado a entenderse si dejar de pelearse.

De entrada, no hay que hacer mucho caso a los amagos de cambio de cromos entre PSOE-C’s. A ambos les conviene un poco de liturgia teatral, al PSOE para rebajar las expectativas de Podemos y a C’s para suir el precio del pacto con el PP. Veremos en qué para y cuando para.

Vista a las elecciones desde Barcelona

Mientras y paradójicamente, en Barcelona puede haber algo menos de tensión. El resultado de las municipales y europeas arroja dos ganadores, o sea partidos con tendencia al alza: ERC y PSC. Al repartirse las instituciones, pueden colaborar en lo fundamental, o sea, reconstruir el famoso bipartidismo del otrora loado lago catalán, pero con ERC en el papel de CiU.

Aguas agitadas, sin duda, pero menos. El independentismo ha perdido sólo un punto y pico en Barcelona pero las divisiones le han costado tres concejales. 

Los podemitas de Colau no han hecho más que iniciar un descenso que tiene las trazas de acabar en caída libre. C’s y el PP no saben cómo evitar que los socialistas se adueñen del voto constitucionalista. Puigdemont se afianza en solitario como símbolo a costa de hundir más y más a JxCat.

En la nueva coyuntura, todos los partidos, sin otra excepción que el PNV, van a estar más pendientes de los votos, unos a minimizar pérdidas, otros a maximizar ganancias, los terceros a mantenerse como están.

Todo en vez de dedicarse a lo que deberían, que es a la política para resolver problemas o por lo menos no agravarlos.

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