Pablo Iglesias, el escorpión y sus naturalezas
El cuento es antiguo. Ante la crecida de un río desbordado, el escorpión le pide al elefante que le traslade a la otra orilla, a lo que le contesta que no se fía, porque podría inyectarle su veneno en mitad del recorrido. «¿Cómo podría hacer eso, si yo mismo moriría ahogado?» El final es conocido. Llegados a un punto el escorpión pica al elefante. Antes de morir éste le pregunta, ¿por qué lo has hecho?». La respuesta es impecable: «está en mi naturaleza».
Los seres humanos, además de naturaleza tenemos personalidad. Es el conjunto de características psíquicas de cada persona que determina patrones de comportamiento y establece una forma de reacciones propias.
A Pablo Iglesias hay que entenderle en la servidumbre que tiene a una personalidad narcisista, ególatra, engreída y displicente. Estos rasgos de su personalidad son muy marcados y no creo que le resulte fácil luchar contra ellos. Al final, como al escorpión, por mucho propósito que tenga en controlar sus reacciones, le puede su naturaleza.
En un inusitado acto de sinceridad, Juan Carlos Monedero refirió el principal defecto de Pablo Iglesias. «Tiene una enorme soberbia intelectual». La soberbia intelectual, la valoración excesiva del pensamiento de uno mismo, oculta, las más de las veces, un pensamiento autoritario de quien no puede entender y aceptar no tener razón. Ese complejo de superioridad lo han tenido grandes déspotas en la historia. No citaré algunos para evitar el simplismo de que mis comparaciones son mal intencionadas.
Hay una característica de Pablo Iglesias que corroboran estos asertos. Cada vez que ofende, insulta o falta al respeto, el líder de Podemos se justifica diciendo: «si he ofendido a alguien, pido perdón, porque no era mi intención. Solo he dicho la verdad».
El cinismo es refugio continuo de Iglesias. Ofende sabiendo que lo hace y pretende que no lo quería hacer
Este proceso de negociaciones ha servido para que conozcamos mucho más de la personalidad de Pablo Iglesias. Pretendiendo querer un acuerdo con el PSOE, se toma el lujo de citar «la cal viva» refiriéndose a Felipe González. Naturalmente aclaró que no quería ofender a los socialistas y que se había limitado a decir la verdad.
Las formas autoritarias del cese del secretario de organización del partido, Sergio Pascual; la carta estalinista a los militantes en la que despiezaba sin piedad al fulminado, revela la mentira de una organización que pretendía ser transversal y asamblearia y es vertical y jerárquica como ninguna. El jefe nombra, manda y dispone sin conciliar si quiera sus posiciones con la cúpula.
Los periodistas que informan habitualmente del personaje ya le han calado. Es un actor impostado. No tiene credibilidad cuando susurra humildad ni cuando quiere ser ingenioso. No tendría éxito en el Club de la Comedia, porque le falta la naturalidad imposible cuando pretende ocultar sus verdaderas esencias. Le gusta escucharse a sí mismo y se relame de placer cuando tiene público entregado, como el que rompió en aplausos en la Complutense cuando su ídolo despreciaba el trabajo de un periodista, sirviéndose del poder sobre alguien que está en una posición más débil, sin derecho a réplica y frente al líder del tercer partido del país. «Los de abajo» aprenden rápido.
Corregir es un verbo continuado. Puede decir una cosa y la contraria con la pretensión de que sus dos discursos contradictorios no serán reconocidos. Como también es faltón por naturaleza, puede denostar hasta el extremo a quien en otra ocasión exaltará por pura conveniencia. Se podría montar una película con todas estas actuaciones tan ilustrativas de la naturaleza del líder de Podemos.
Ahora está en historia de amor con Izquierda Unida, de quien dijo disparates. Se ha creído la suma automática de los resultados electorales del 20-D que le permitirían, si se repitiera la suma de los dos partidos, dar el sorpasso al PSOE.
En el gabinete de Pedro Sánchez se cree que la suma de las dos siglas, Izquierda Unida y Podemos, no es tan beneficiosa para el partido de Pablo Iglesias.
La pregunta es si la personalidad de Pablo Iglesias empieza a ser una rémora para las posibilidades de Podemos. Concentrar la izquierda del PSOE en una coalición puede facilitar arañar votos de la antigua Izquierda Unida cuyos militantes y votantes pueden estar hartos de la tentación autoritaria de Iglesias y de sus veleidades populistas.
En el PSOE, que creen fortalecidas sus posibilidades con la ocupación del escenario de Pedro Sánchez durante las negociaciones, están preparando una campaña a degüello contra Podemos y sobre todo contra su líder. La reafirmación en el compromiso con el pretendido derecho a decidir de todas las comunidades choca contra el ADN del PSOE pero también contra el de Izquierda Unida. En el PSOE afirman que la actuación del líder morado le ha dado impulso a las posibilidades del PSOE. Veremos.