Pablo Casado visto desde la derecha liberal
El PP que proyecta Casado parece el de la antigua derecha, empeñada en proyectar la imagen de una España que se debe aislar y salvar
En un reciente viaje a la capital de España tuve la oportunidad de almorzar cerca del Congreso de Diputados con varias personas del ámbito académico y económico. Todas ellas tienen en común haberse pasado media vida defendiendo los ideales de la derecha española más liberal.
El almuerzo, que tenía por objetivo recuperar el tiempo perdido desde nuestro último encuentro, me dejó sorprendido porque todas las reflexiones se centraron sobre la actual dirección del PP de Pablo Casado.
Lo relevante no era el ataque personal contra Casado, sino la capacidad de argumentación para sostener su crítica.
La idea central giraba en destacar que, tras la elección del joven líder como presidente del partido, el PP está más abocado a tener que renovar el partido y sus siglas que a ganar las elecciones, que bien podrían celebrarse en febrero del próximo año.
La pregunta, con fondo de ironía, que formularon fue: ¿qué tienen en común Antonio Hernández Mancha y Casado? Que dieron paso a un nuevo liderazgo del partido.
La visión que me trasmitieron en la conversación fue que la derecha española sólo ha sido capaz de imponer su propuesta política tras vivir grandes convulsiones internas, que la han llevado a habitar diversas opciones políticas desde la transición, como son Unión de Centro Democrático, Alianza Popular, CDS y finalmente PP.
La evolución de la derecha en España
Mis amigos se preguntaban ahora cuál será la nueva piel que debe tener la derecha española.
El desánimo que cunde va tomando forma cuando advierten en el debate que es muy probable que Casado acabe como Hernández Macha, que tuvo que dejar AP por la presión de su propio partido al constatar, durante la defensa de su moción de censura a Felipe González, que no estaba a la altura de gobernar.
Fue un final político que dio alas a la derecha para poner en marcha el PP de José María Aznar y poder sobrevivir más tarde, no sin grandes esfuerzos, con el liderazgo de Mariano Rajoy. En la discusión destacaron que “el problema de Casado es que sus convicciones pueden identificarse un día con las de Ciudadanos y, al día siguiente, son las de Vox”.
Dicho de otro modo, mientras se cumplen 175 años del nacimiento de The Economist, referente del liberalismo, cuyo planteamiento propone renovar el liberalismo instando a un reformismo radical que posibilite una libertad inclusiva en beneficio de la mayoría, el PP que proyecta Casado parece pretender tan solo a sobrevivir a la moción de censura de Pedro Sánchez, al desprestigio de los másteres y de los casos de corrupción que siguen abiertos en los tribunales con las viejas fórmulas de la derecha española, basadas en proyectar la imagen de una España mancillada que se debe aislar y salvar.
Mis compañeros de la derecha liberal ven en el reformismo sincero la única salida para España; y en Pablo Casado un cangrejo que cree caminar hacia delante.