Osados y amilanados
El mundo se divide entre políticos osados y amilanados, con Isabel Díaz-Ayuso en el segundo grupo, mientras construye un liderazgo capaz de tumbar al amilanado Casado
Aún siendo opuestos en casi todo, tanto Joe Biden como su antecesor Donald Trump pertenecen a la categoría de políticos osados. Como, en Europa, Emmanuel Macron, o Boris Johnson.
En cambio, la política italiana, siempre lejos de las pautas, se caracteriza en estos tiempos por una alianza de amilanados de distinto caparazón ideológico cuyo objetivo común no es otro que cerrar el paso al peligro de los políticos osados. Con un Berlusconi les bastó.
El poder, entienden el presidente Sergio Mattarella, el premier Mario Draghi y la variopinta mayoría que propició su gobierno, no es un juguete que pueda dejarse en manos de quienes estén dispuestos a romper la regla principal, que es la de mantenerse alejado de cualquier abismo. Mejor usarlo con prudencia y moderación.
¿Y en España? Pedro Sánchez y Pablo Casado comparten la condición de amilanados, a no confundir con pusilánimes. Los pusilánimes no llegan tan arriba, y menos en el peligroso circuito de la política. El título del artículo se refiere, en el fondo, a la ambición transformadora o a su ausencia.
Pedro Sánchez y Pablo Casado comparten la condición de amilanados, a no confundir con pusilánimes. Los pusilánimes no llegan tan arriba, y menos en el peligroso circuito de la política
En su fuero interno, y aunque no lo admita, el político amilanado pretende, sino dejarlo todo como estaba, lo cual es imposible, seguir con el mismo rumbo sin torcer demasiadas cosas ni poner nada trascendente en cuestión.
En cambio, el osado se agarra con fuerza al timón para dar un viraje a la historia y llevar a su país por unos derroteros que, además de mejores a sus ojos, resulten ya inamovibles o poco menos.
Mientras en Japón, China e incluso la India son descartados en los primeros escrutinios del escalafón, los osados se abren paso con facilidad en los países que viven con la persistente incomodidad de la incertidumbre.
Antes de continuar por los lares europeos con Angela Merkel y acabar el periplo en los propios, una referencia para lectores que no conozcan ni al poeta griego Arquíloco ni al enorme ensayista Isaiah Berlin. Viene a cuento recordar este sabio y antiguo proverbio: “El zorro sabe de muchas cosas mientras el erizo sabe mucho de una sola cosa”.
Merkel, la amilanada de Berlín
Sin entrar como Berlin en valorar si es mejor amilanado que osado y con el único propósito de contribuir a comprender un poco mejor la naturaleza de los acontecimientos, hay que insistir en el la variante del distingo. Los osados son síntoma de vuelco y consecuencia de crisis, mientras que la persistencia de los amilanados es anuncio de estabilidad.
Dicho esto, estamos ya en condiciones de afrontar un reto interpretativo de primera magnitud. ¿A qué categoría pertenece Merkel? Las posibles dudas se despejan pronto si tenemos en cuenta que nunca le ha temblado el pulso a la hora de tomar decisiones difíciles pero tampoco ha titubeado ni un segundo cuando de rectificar se ha tratado.
No es pues, Merkel, una mezcla, o un híbrido, pues tal cosa no existe en esta selva. Es claramente una amilanada. Convencida de que sus antecesores habían llevado a Alemania por buen camino hasta alcanzar el liderazgo europeo de la mano de Francia, su larga y fructífera gestión no ha hecho más que afianzar esta condición sorteando mil escollos con cautela y habilidad extremas.
Otra cosa es que Biden pasara por amilanado y haya resultado un auténtico osado. De lo que debemos deducir que es mejor no pronunciarse sobre la distinción hasta ver a un político actuar una vez alcanzado el poder. La combinación Trump-Biden, con sus bandazos a uno y otro lado de un zigzagueo no es el mejor augurio para la supremacía yanqui. Su gran rival, China, avanza con prudencia, paciencia y en línea recta.
Aznar y Ayuso, los osados de la política española
De modo parecido, Aznar parecía un amilanado, y como tal se comportó cuando la alianza con Pujol lo requería, pero a la que alcanzó la mayoría absoluta se reveló como un peso pesado entre los osados, el primero y de momento el único en esta democracia que de veras ha imprimido un cambio persistente de rumbo. Pese al sonoro fracaso final debido a su atlantismo desaforado, el surco de Aznar persiste en la política hispana.
No es pues, Merkel, una mezcla, o un híbrido, pues tal cosa no existe en esta selva. Es claramente una amilanada
Después de los amilanados Zapatero, Rajoy y durante la entente de fondo Sánchez-Casado, la atención se centra, no sin motivo, en la osada Isabel Díaz Ayuso, tanto por la novedad como por las posibilidades de que en efecto sea capaz de liderar una revuelta contra Casado que comporte el ingreso de PP en el club europeo de los partidos de centroderecha que en realidad derivan hacia la extrema derecha.
Artur Mas, el único osado del ‘procés’
Un apunte final sobre el procés. El único osado de toda la retahíla de líderes que se han ido sucediendo a trompicones es el que imprimió el giro radical desde el acomodaticio pujolismo hacia la rebelión independentista. Y tal vez, tal vez fuera un amilanado lo bastante inteligente como para ponerse al frente de un movimiento a pesar de no poderlo controlar.
Lo demostró al dejar que lo mandaran a la papelera de la historia en vez de enfrentarse a todos en unas segundas elecciones como prometió la noche antes de dar el famoso paso al lado. Sus sucesores, empezando por Puigdemont, un atajo de amilanados encerrados en un callejón sin salida, sin la menor voluntad de rectificar ni la menor idea de cómo avanzar hacia sus metas.