Opel España pierde 1.224 millones en dos años
La planta de General Motors en Figueruelas (Zaragoza) prevé comenzar la producción del nuevo Opel Corsa el próximo verano y hacia final de año podría arrancar la del modelo Mokka. Gracias a estos pedidos, la firma estima que de la gran fábrica aragonesa saldrán el año que viene más de 310.000 automóviles, frente a los 280.000 actuales. Para 2015, si la demanda se anima, podría llegarse a 400.000 unidades.
Estas son las previsiones que manejan en la casa, que lógicamente se irán acomodando al compás de la evolución de las ventas en los mercados mundiales.
La fabricación de ambos modelos supone un balón de oxígeno para la filial ibérica del grupo norteamericano, aunque las cosas todavía habrán de cambiar mucho para que entre por fin en la senda de los números negros. General Motors España giró el pasado año 3.238 millones de euros, contra los 4.458 millones del ejercicio anterior, lo que supuso un desplome del 27%. Por sexto año consecutivo, los resultados siguieron teñidos de rojo. Las pérdidas subieron de 324 a casi 900 millones de euros.
Su centenaria matriz estadounidense fue durante buena parte del siglo XX el principal fabricante de vehículos del mundo. En 2009 instó la mayor suspensión de pagos de la historia de la industria, con un activo de 82.300 millones de dólares y un pasivo de 172.000 millones. El Gobierno federal inyectó 50.000 millones y se hizo con el 60% del capital. A diferencia de lo que es habitual en España, el fallido no significó el fin de la compañía. Por el contrario, tras fuertes recortes de costes y deudas, en 2010 volvió a ganar dinero y desde entonces ha experimentado un formidable resurgimiento con sucesivas mejoras de ventas y resultados, pese a que sus filiales de Europa siguen siendo deficitarias.