Olona en el camino y Borràs debajo de la Mesa 

Si Junts no se atreve a sustituir a Borràs es tan sencillo como que dimitan, uno tras otro, los miembros de la actual Mesa del Parlament

A simple vista puede parecer chocante comparar a Macarena Olona y Laura Borràs. Sin embargo, como los extremos (no digamos los extremísimos…) tienden a tocarse, todavía nos las vamos a encontrar a las dos juntas, cualquier día, a los pies del Apóstol. 

Dicen que la política sigue siendo una profesión muy machista. Algo hay de eso, doy fe. En política los egos se disparan, las vanidades arden como hogueras, los líderes no llevan bien que nadie les haga sombra, y menos si son líderes del sexo débil. Con sexo débil me refiero a los hombres, se entiende. 

 Olona era uno de los cuerpos celestes más visibles del firmamento voxita -una vía láctea menos brillante de lo que parece- hasta su espantá después de no colmar las aspiraciones electorales del partido en Andalucía. Análisis los ha habido y los hay para todos los gustos. Desde broncas con Abascal, hasta ataques de cuernos de Ortega Smith. En todo caso, no me negarán que tiene su guasa dejar la política alegando “problemas de salud” y al mes lanzarse a recorrer 100 km a pie en el Camino de Santiago.  

En fin, que la peregrinación de Olona recuerda, en pedestre, aquellas excursiones arriba y abajo de España en coche que se pegó Pedro Sánchez después de ser defenestrado de la secretaría general del PSOE, y allí le ven.  

En cuanto a Laura Borràs: bueno, se sabía lo que iba a pasar, y es de suponer que los que la tratan cada día ya sabían además cómo es ella, y aún así la lanzaron a presidir el Parlament. Ea. Y ahora ella le echa un pulso a la institución, a la democracia y, atención, a su propio partido, entrampado entre la hiperventilación de cara a la galería y el pragmatismo de marca blanca de puertas para adentro. Si alguna virtud cabe reconocerle a Borràs, es la de visualizar como nadie las contradicciones de Junts, y, por extensión, las de todo el independentismo institucional. Que es una olla a presión de feroces privilegios amenazados. 

Si alguna virtud cabe reconocerle a Borràs, es la de visualizar como nadie las contradicciones de Junts, y, por extensión, las de todo el independentismo institucional

¿Qué pretenden exactamente Macarena y Laura? ¿Tomar al asalto los cielos de sus respectivos partidos o dar el salto a otros, ahora que están tan de moda las OPAS hostiles y el transfuguismo de autor, y hasta Fran Hervías dice que se ve capaz de escribir libros, como Cayetana Álvarez de Toledo?  

En todo caso, la situación creada por la suspensión de Laura Borràs en la mesa del Parlament es mucho más fácil de atajar de lo que quieren hacernos creer todos los directamente concernidos. Si Junts no se atreve a sustituirla; si la estrategia de ERC no pasa de la súplica y de quitarse de en medio cada vez que haya un acto delicado, como el homenaje a las víctimas del 17-A en las Ramblas; si el PSC propone rocambolescas “revocaciones”, como si quedara algo que revocar…es tan sencillo como que dimitan, uno tras otro, los miembros de la actual Mesa del Parlament, hasta forzar la elección de una Mesa nueva. Para la cual podrían ser perfectamente reelegidos todos sus actuales miembros, menos una. La única que, por lo menos de momento, ya no reúne los requisitos elementales para recuperar su posición. 

En caso de que Borràs fuera finalmente absuelta, y su partido se aviniera a restituirla, tampoco tendría que haber mayor problema, desde el momento en que ningún grupo, ni los de la oposición, discuten el reparto de puestos en la Mesa. Bastaría con que Junts volviera a darle a su presidenta lo que ahora le tiene que quitar (ya que ella no lo suelta voluntariamente…) por el bien del propio partido. 

Se supone que entre ellos hay confianza, ¿no? Y si no la hay, ¿por qué será?