¡Oh, Europa!
Resulta algo chocante que los unionistas centren el debate sobre el futuro de Cataluña dando por supuesto que los independentistas van a ganar las elecciones del 27-S. De otra manera no se entiende la insistencia en buscar declaraciones de dirigentes internacionales, especialmente de la UE, en favor de sus posiciones por la vía de las amenazas. Lo de Obama es otra cosa, porque no dijo nada que no esté previsto en todos los manuales de la diplomacia internacional: «esperamos que les vaya bien y que estén bien de salud».
La diferencia entre la tarea de Diplocat con los servicios diplomáticos españoles es, precisamente, que la entidad catalana siempre busca la aprobación en positivo mientras que los diplomáticos españoles lo hacen en negativo. Sé de muchos catalanes residentes en el extranjero que han padecido las malas artes de los funcionarios de las embajadas y los consulados españoles. Incluso hubo una persona que me contó que una funcionaria le exigió que gritase «Viva España Unida» si quería que le tramitase los papeles del voto por correo. Ustedes me dirán que esa funcionaria es simplemente una imbécil, que es indudable que lo es, pero el hecho es grave. Pone en duda la veracidad del estado de derecho español. A muchos unionistas les sobra testosterona patriotera y les falta educación democrática.
El último episodio de intimidación unionista fue la declaración sobre la expulsión o no de Cataluña de la UE en caso de secesión del portavoz de la Comisión Europea, el griego Margaritis Schinas, un cargo que hasta el 2012 ocupó el catalán Amadeu Altafaj, quien, por cierto, hoy en día está integrado en las filas del soberanismo catalán y representa a la Generalitat en Bruselas. Lo divertido del caso es que este señor es miembro, como el presidente de la Comisión, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, del PPE, el partido de los Rajoy, Aznar y Duran i Lleida, y está casado con una española, Mercedes Alvargonzález, una asturiana militante del PP y jefa de gabinete del presidente del grupo parlamentario popular en el Parlamento europeo. Además es prima hermana del exministro Federico Trillo, también del PP. Conclusión: los conservadores del PPE están en contra de la independencia de Cataluña. ¡Vaya novedad! Por eso son conservadores.
Las declaraciones de políticos internacionales sobre la situación en España no son para nada resultado de la improvisación. En la UE existe temor que el invento europeo se vaya al garete si los equilibrios cambian. Que los peones de la Comisión Europea sean siempre los mandatarios de países insignificantes da una idea de lo que pasa en la UE. Los pequeños estados como el Gran Ducado de Luxemburgo han «colocado» dos exprimeros ministros, el actual y Jacques Santer (1995-99), en la presidencia de la Comisión, lo que, francamente, no me parece muy normal. Además, como todo el mundo sabe, en la UE se reparten el pastel entre conservadores y socialistas, las dos viejas familias políticas de la postguerra que en estos momentos están en una crisis profunda.
Pasado mañana, los griegos vuelven a las urnas después de unas negociaciones con la UE que estuvieron presididas por las amenazas de expulsión de Grecia del euro y de mucho más. La gran banca española se ha sumado al mismo juego estúpido. La amenaza en política es la traducción práctica del dilema expuesto por la teoría de juegos que gusta tanto a politólogos y economistas. El objetivo es dar con la estrategia óptima adelantándose y proveyendo la estrategia del otro, de modo que mis decisiones estarán condicionadas a las decisiones que yo crea que van a tomar el resto de agentes políticos. Y en eso estamos. La gran banca amenzando a gran parte de sus clientes y la UE siguiendo las consignas del PPE.
No se asusten. Son solo bravatas. Al día siguiente del 27-S, según sean los resultados de las elecciones plebiscitarias catalanas, vuelta a empezar. El dilema será otro y las declaraciones también. Los usureros nunca rompen la hucha.